Alterno

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Eric frenó la motocicleta. La nieve había comenzado a caer, aunque aquella era una posibilidad del frente frío, pero no había escuchado que alguien lo mencionara aunque él no era alguien quien escuchara lo que ocurría a su alrededor, Eric simplemente le daba igual y no escuchaba, aunque se arrepintió un poco—demasiado poco— de ser así y no estar advertido de la nieve que estaba comenzando a caer sobre toda la ciudad, de saber hubiera buscado la manera de evitarlo.

Supo de la nieve cuando su castaño cabello despeinado se sintió más frío y se obligó a frenar cerca de una banqueta, estiró la mano al cielo y sintió igual de frío, fueron segundos de incertidumbre cuando toda la nieve se dejó caer de golpe.

De su boca salió un pequeño mierda. Un pequeño mierda con una sonrisa en la boca, le agradaba la nieve, pero no cuando le iba a complicar el camino a casa.

Del lado de la banqueta en la que se encontraba había una parada de autobús. Antes eran cinco cabinas telefónicas pegadas unas a otras, así que cuando se dejaron de utilizar, se decidió conservar el vidrio y se convirtió en lo que era en aquel momento.

Recordó aquella vez que su padre lo acompañó a llamar a su abuela, aquella fue la última vez que salieron juntos.

Podía meterse ahí dentro, estaría a salvo de la nieve y también su motocicleta, ambos en aquella jaula de cristal, sonaba tentador, además podía estar lejos de casa con una excusa que su madre no negaría.

Observó con detenimiento la parada de autobús y observó que solo se encontraba alguien ahí dentro, se trataba de un chico, el vidrio comenzaba a empeñarse y el cielo a oscurecerse pero dentro de ahí había una luz amarillenta que le permitió observar que se encontraba leyendo algún libro.

Eric se quedó observando al chico de la parada.

El chico de la parada se quedó observando a Eric.

Había quitado su mirada del libro y la había levantado, ambos se encontraban mirándose al otro.

En ese momento, fue cuando Eric se dio cuenta de quién se trataba.

—Es el chico que se ha presentado hoy—Pensó—. Ni loco me meteré ahí.

Quitó el freno de la moto y decidió acelerar con todo, si no se quedaría ahí a esperar a que la nieve pasara debía apresurarse para llegar a casa antes de quedar atrapado.

Los autos que manejaban por aquellas calles tenían el mismo plan que él, acelerar para evitar quedar atrapado en la nevisca, por lo que, manejaban más descontrolados que de costumbre.

Eric tocó varias veces el clapson en aquellos minutos, algo que normalmente él se ganaba.

El camino se hacía cada vez menos visible, todo se veía borroso y apenas podía distinguir algo mas que las luces delanteras de los carros.

Se encontraba cerca de casa, a unas cuantas cuadras, justamente donde se encontraban los cuatro altos, Eric se detuvo pero no vio que ningun auto se acercara por lo que decidió acelear.

El motor del auto se escuchó acercarse de golpe, no lo vio venir, tenías las luces apagadas y no lo notó hasta que estaba demasiado cerca para poder intentar hacer algo.

Cualquier cosa.

No cerró los ojos, los mantuvo abiertos.

No vio su vida pasar.

No sintió nada.

Todo fue tan rápido.

Tan espontaneo.

Desde lo más profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora