Carta a la autoestima.

Tú no eres lo que crees,

ni lo que te hacen creer,

no eres solo una forma,

no eres solo una piel.

No eres lo que les dices,

o lo que les haces creer,

no eres tus días grises,

ni tu altura ni tus pies.

No eres el tono de tu cabello,

ni su extensión ni su brillo.

No eres el grosor de tus labios,

ni sus rasgos sencillos.

No eres tu vientre abultado,

o plano o como fuere.

No eres tus kilos de más,

ni lo que comes o digieres.

No eres tu mal humor al despertar,

o al acostarte, o todo el día.

No eres la mueca confusa,

angustiada o perdida.

No eres tus ojos tristes

cansados o sin suerte.

No eres tu mirada rota,

que se aparta de la gente.

¿Es que no lo ves?

Tú eres vida, fuerza y fe,

eres una luz encendida,

poderosa, valiente, hermosa y decidida.

Eres lo más bonito que podrias ser,

eres eso que no se puede contener,

eres más de lo que sabes bien,

eres eso que temes a perder.

Eres tu alegría abrupta

por un motivo cualquiera.

Eres la risa espontánea,

transparente y sincera.

Eres tus manos frías, tibias y calientes,

eres tus pesadillas, tus sueños persistentes.

Eres tus ojos puros, colmados de encanto,

tu mirada intensa, esa que dice tanto.

Que no te digan lo que eres,

ni que te lo hagan creer,

que tú eres eso que no entienden,

y que tú empiezas a saber.