7 trucos de magia -Dubchaeng-

Truco 1💐

— Ok, Jihyo. No te olvides de avisarme cuando llegue para alcanzar a ponerme bien la bata.— Decía nerviosa la chica rubia repasando en su mente lo que diría y haría cuando llegara la tierna castaña. 
—¿Pero por qué una bata de laboratorio? ¿No debería ser una capa de mago?— Preguntó la mayor verdaderamente confundida.
— No hagas tantas preguntas, ella captará lo que simboliza.— Dahyun la miró rodando los ojos como si fuera lo más obvio del mundo.

La chica tofu tomó la varita que había comprado cuando tuvo la idea de confesarse a Chaeyoung con un truco de magia.
Era algo sencillo según el instructivo del objeto. Consistía en un trozo de plástico negro con una franja blanca en uno de los extremos, tenía un botón oculto que dejaba salir flores de dentro de la varita. Para hacer bien la "confesión" le agregó un papelito dentro de una flor para que Chae lo tomara.
Todo estaba calculado.

Acomodó por última vez el lugar y dirigió su vista hacia la entrada esperando por la señal de Jihyo.
No pasaron más de cinco minutos cuando la vio saludando a alguien en el pasillo y le hizo la seña.
Rápidamente se puso la bata y tomó la varita, se quedó parada con una sonrisa nerviosa mientras las dos chicas se acercaban a ella.

—Hola, Dubu ¿Por qué una bata de laboratorio? Oh ¿Harás magia?— Preguntó la castaña de menor estatura intentando adivinar que se traía entre manos su mejor amiga.
—¿Cómo pudo? Ni siquiera terminaré la pregunta ustedes dos son raras.— Jihyo fue directo a la silla que estaba al lado de Dahyun y se sentó para apreciar lo que estaba por pasar.
— Tienes toda la razón. Durante el fin de semana me volví una experta en magia.— Comenzó su acto ignorando
lo que su mayor había dicho antes.
— Voy a aparecer... ¿Le gustaría flores?— Cuestionó a Chae, observando como se formaba el hermoso hoyuelo en su mejilla mientras asentía con una sonrisa.
—Analiza la varita, por favor. Comprueba que no tiene nada— Se la entregó para que hiciera lo que pidió.
—¿Qué es este bo...?— No pudo terminar porque la ahora maga le había arrebatado el objeto para evitar que notara la trampa.
—No hay nada ahí.— Le dio una mirada nerviosa y continuó.
—¿Cuál es su color favorito de flores, señorita Son?— Dahyun lo sabía de sobra, pero debía disimular.
—Morado— Sonrió de forma maliciosa.
—¿Qué? ¿Rosa? Claro, serán rosas.— Chae soltó una carcajada sabiendo que la había descubierto, pero no diría nada.
La más blanca movió las varita en el aire, formando círculos, después triángulos, escribió ayúdame Santa Sana y presionó el botón esperando que se accionara a la primera.

—¡Agh, mi ojo!— Gritó la pequeña castaña sintiendo como una de las flores le daba directamente ahí.
—Dios— Jihyo dijo levantándose a la vez que se llevaba una mano la boca y la otra al pecho.
Dahyun por primera vez en su vida abrió los ojos lo más que pudo y se acercó a la herida.
Las flores eran más largas de lo que recordaba y el ángulo en que apuntaba iba directo a la cara de la contraria.
— ¡Perdóname, bro!— La tomó por los hombros sacudiéndola un poco.
— ¡Me duele, bro!— Tenía sus dos manos cubriendo el ojo lastimado y hacía sonidos raros con la boca, dejándose caer en Dahyun como si estuviera muriendo.
—¡¿Es en serio?! Casi la dejas sin ojo.— La mayor de ahí apuntó a Dahyun. —Tú casi te quedas sin un ojo.— Esta vez apuntó a Chaeyoung. —¿Y siguen jugando?— Su instinto maternal estaba saliendo y eso las asustó.

Suspiró viendo sus caras, bueno la de Dahyun y la mitad de la de Chaeyoung.
—Llévala a enfermería para que la revisen.—
Ninguna de las dos dijo nada más y a decir verdad, sí le dolía demasiado.
Salieron como dos niñas de tres años recién regañadas, con la pequeña abrazando por los hombros a la culpable y esta agarrándola por la cintura.

La de ojos grandes volvió a suspirar mirando hacia el piso.
Había un pequeño papel doblado en forma de corazón. De seguro se había caído de la flor cuando golpeó a Chae. Se agachó para tomarlo.

—Qué bueno que bueno que no llegó a leer esto, Dios el cringe...— Pensó Jihyo en voz alta mientras veía cómo caminaban con dificultad por el pasillo.

"No sabía que las flores más hermosas caminaran.
¿Quieres aprovechar esas piernas y salir conmigo, florecita?"