Parte única

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Cuando a Bakugo le dijeron que perdería la audición por completo eligió no tomarse en serio aquella mierda

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Cuando a Bakugo le dijeron que perdería la audición por completo eligió no tomarse en serio aquella mierda.

—Bakugo, creo que no estás entendiendo la gravedad del asunto —espetó Recovery Girl—. Si sigues así, vas a...

—Quedarme sordo, te escuché la primera vez —Puso énfasis en la palabra. Estaba fastidiado—. ¡Y eso quiere decir que no voy a tener sordera, maldita sea!

La anciana suspiró. Se veía ya cansada y, a veces, un poco harta de todo —lo cual tenía sentido. No podía ser fácil tener que estar allí para sanar las heridas de héroes que no sabían hacer otra cosa que recibir un montón de golpes.

Sí, el mundo entero los ovacionaba tras las intrépidas hazañas donde salvaban a los civiles. Pero al caer la noche, era Recovery Girl la que sanaba las heridas; quien cosía los tajos e intentaba aliviar el dolor en los huesos.

Así como nunca debía ser fácil tener que dar malas noticias a los jóvenes héroes que no llevaban ni media década en el oficio. El cual era el caso de Katsuki.

—El hecho de que estés todo el día gritando es un indicativo muy claro de lo que digo —chasqueó la lengua.

—¡Ese es mi jodido tono de voz! —gruñó él.

—Además —Ella le ignoró—. ¿Acaso no viniste hasta aquí porque te dolía la cabeza?

—Ese no fui yo, fue el estúpido de Kirishima que no me permitió seguir con el ejercicio para los mocosos de primero si no venía hasta aquí —Bakugo rodó los ojos—. Solo vine a hacer tiempo para que se lo crea.

—Kirishima se preocupa por ti, Bakugo —Recovery Girl lo regañó—. Deberías pensar en rediseñar tu traje y conseguir un casco que aísle el sonido para no dañar más tu conducto auditivo externo.

Katsuki no iba a continuar escuchando a esa anciana delirante.

Él estaba bien. Perfectamente bien. Sus gritos no eran por ninguna estupidez relacionada a su oído, y la cabeza le dolía porque ser profesor con apenas diecinueve años era demasiado estresante.

Todo estaba jodidamente bien.

Kirishima, Recovery Girl y los demás solo eran unos exagerados.

—El casco es para los bebés. Eso déjaselo a otro que no sea yo.

Katsuki se puso de pie y se dirigió a la puerta sin recibir el beso de la anciana que le ayudase con la migraña del momento. De todas formas, no terminaría de llegar a la clase y la cabeza le palpitaría otra vez por escuchar las vocecillas de todos esos infantes chillones e inútiles que aspiraban a ser héroes. Al menos solo era profesor una vez a la semana.

Él no iba a quedarse sordo. Vaya inmensa y jodida estupidez.

Una estúpida sordera no se atrevería a meterse con el letal Ground Zero.

El eco de tu voz [KiriBaku] - BNHAWhere stories live. Discover now