1. Maybe We Found Love Right Where We Are

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Harry suspiró, mirando el letrero brillante del otro lado de la calle. Las palabras "SEX SHOP" titilaban en un rosa neón en la vitrina espejada que no dejaba que nada de lo que pasase allí dentro fuese visto por las personas de afuera. Además de eso, pocas personas pasaban por aquella calle, y una cantidad menor ni siquiera dirigía miradas a la tienda. Harry no tenía la certeza de si debía entrar allí, ser virgen ya era motivo para ser el centro de las bromas de sus amigos. Si alguien lo viese entrando allí, sería sólo un pasaje de ida al infierno de las burlas infinitas. Sus amigos podían ser muy molestos a veces.

Pero él quería eso, ¿no? No ser el centro de las bromas, no. Él quería terminar con aquella frustración. Él quería alguien con quien pudiese tener su primera vez. Él quería un hombre para satisfacer sus necesidades, alguien que tuviese autoridad, experiencia, que supiese lo que estaba haciendo. Harry no quería un maldito chico sin experiencia y con los nervios a flor de piel, como los de su colegio.

Y era básicamente por eso que él estaba a punto de entrar en un sex shop. Si él no encontraba a nadie lo suficientemente bueno para satisfacerlo, él lo haría solo.

Harry respiró hondo, mirando hacia los dos lados de la calle, asegurándose de no encontrar a nadie que lo conociera. Nada. Cruzó la calle y entró en la tienda sin hesitar. Cuanto más tiempo él estuvieses allí fuera, más posibilidades tendría de ser descubierto.

Un timbre sonó cuando abrió la puerta, sin embargo, no parecía haber nadie allí para oírlo. Cerró la puerta detrás de sí y analizó el interior de la tienda. Era un poco más grande que un pasillo, había una pared vacía mientras la otra estaba toda cubierta por estantes llenos de las cosas más extrañas que un adolescente podría ver.

Harry caminó lentamente por el corredor, viendo el contenido de los estantes. Los primeros contenían diversas revistas masculinas, femeninas, hétero y homosexuales. Luego habían algunos accesorios aleatorios, como látigos, esposas, y... ¿aquello era una correa? Mierda. Los ojos del muchacho se abrieron de par en par cuando se acercó a un enorme pene de plástico. Colocó las dos manos alrededor del plástico rosa claro, imaginando como aquello cabría en el trasero de alguien si ni sus manos podían cubrir toda la circunferencia.

El chico se asustó cuando sintió una mano fuerte en su hombro, soltó el material rosa en el estante y se giró de una sola vez. Con los ojos bien abiertos del susto y la respiración errática, se encontró a un hombre en frente suyo. Él tenía ojos azules y una corta barba alrededor de una sonrisa simpática. En la tarjeta de identificación que colgaba de una cinta en su cuello estaba el nombre 'Louis'. Lo que significaba que el hombre trabajaba allí.

"Hola, ¿puedo ayudarte?" el hombre, Louis, preguntó.

"Uh, yo sólo... sólo estaba, uhm-" Harry tartamudeó, sus mejillas coloradas.

Louis alternó la mirada entre los objetos en la estantería y el muchacho.

"¿Buscando un consolador?"

Harry se atragantó con la propia saliva.

"Ah, sí. Eso".

"¿Tienes alguna idea de lo que quieres?" Harry frunció el ceño y se encogió de hombros, negando.

"No tengo idea. Y-yo no sé... no sé nada sobre estas cosas".

"Está bien, puedo ayudarte". Louis sonrió. "¿Será para ti?" Harry asintió, capturándose el labio inferior entre los dientes en un acto de nerviosismo. "Bueno, los consoladores tienen tamaños, formatos y funciones diferentes. Este que estabas viendo, por ejemplo, es uno de nuestra línea Monster Sized, es, obviamente, gigante y se necesita más experiencia... ¿estás acostumbrado a cosas de este tamaño?"

Help Me, Louis? (Traducción)Where stories live. Discover now