¿Cómo recuperar mi alma? Yahoo Respuestas

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Bien, estaba en un punto donde estaba arrepentido de sus decisiones y las ganas de morir lo acechaban constantemente, colocó su mano en la espalda del rubio y apretó con toda su fuerza la camisa que este llevaba. Cogió fuertemente el metal como si de su vida dependiese. El aire se le escapaba y sentía que moriría, la adrenalina se colaba por sus venas mientras su cabello se agitaba violentamente. En el vaivén de la atracción sentía que se moriría, así que solo grito mientras abrazaba con más fuerza a su amigo-barra-amante.

—cONCHETUMAREEEEEEEEE—Max ya no controlaba su vocabulario, hace aproximadamente dos minutos que ya no lo hacía.—HIJO DE PUTA EL QUE CREÓ ESTOOOOO

Miró alrededor de la atracción, la gente que hacía fila en espera de su turno para el juego infernal o el cielo oscuro que miraba su desgracia. Aunque no fue buena idea, se mareo más y las ganas de vómitar lo invadieron aunque no pasó exactamente ya que fue precavido y no comió nada mas que su almuerza hace ya varias horas. Buscó con la mirada a su rubio, se espantó al verlo perdido como si se fuera a desmayar, lo tomó de la mano y el rubio le sonrió por reflejo. Se notaba que lo había abandonado hace ya varios minutos.

—NO ME JODAS Y VUELVE QUE TÚ QUISISTE SUBIR, JAY.—lo tomó con fuerza de los hombros como pudo, la fuerza con la que la atracción giraba lo hacia pegarse al chico.

—Me morí.—y rió.

Sintieron el vaivén más fuerte así que ambos chillaron y se abrazaron con fuerza. La atracción fue bajando de intensidad hasta que se detuvo marcando fin a su martirio.

—¿Subimos al Galeón? —propuso el albino aún en shock.

—Dale.

Y bajaron de la atracción, ambos estaban en los juegos mecánicos por propuesta de Max. Como había escuchado que los juegos mecánicos ya estaban por acabar y el hecho de que Jay nunca subió a uno de esos juegos en su vida fue un incentivo para invitarlo, además recordó que sus padres también habían ido a estos y forjaron anécdotas espectaculares como el que su mamá vomito en pleno juego o la zapatilla voladora de su padre. Definitivamente quería tener algo que contarle a sus hijos. Claro, el rubio estuvo encantado de ir ya que siempre quiso subir a esos juegos donde todos gritaban de emoción y levantaban sus brazos más nunca pudo ir debido a la negativa de su madre en darle riesgos innecesarios. Tampoco querían descubrir de mala manera si tenía presión alta o el que sea cardíaco, Jay fue planeado para ser exitoso no para morirse en una atracción. Tuvo que mentirle a sus padres que iría a casa de Golden para tomar té. Ahora estaba en el parque de atracciones con su mejor amigo-barra-amante dirigiéndose a la boleteria.

—Creo que voy a vómitar—murmuró el rubio mientras frotaba su estómago.—pero no quiero, odio hacerlo.

—Tú quisiste ir al Huracan, yo te dije que empecemos por algo suave como los carros chococones o el Tagada.

—No quiero pasar pena si me caigo en plena atracción.—se excusó con un puchero, además se veía divertido y no pensaba que las bajadas sean horribles.

—Eres un tonto.

—Tu tonto.

—Uy un gay.—sonrió el albino mientras lo abrazaba con cariño y acariciaba sus cabellos.

—Mira quien lo dice.—Se dejo mimar por el albino, muy raras veces lo hacía así que disfrutaba de la acción.

Fueron interrumpidos por la vendedora, indicándole su turno para comprar los boletos. El albino con su típico tono amargado y rebelde logró malhumorar a la vendedora, sonrió al ver su cometido.

—Boletos para carros chocones.—observó el rubio al ver el color de los boletos.—¿En serio, Max?

—Es para que te calmes un poco antes de subir al siguiente, no creas que no he notado que andas como un chiguagua.—respondió indiferente mientras iba en marcha al juego indicado.—te ves como si te fueras a morir.

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2018 ⏰

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Dulzor picante -〖Male!Mangloy〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora