31.

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—Us…- tragué saliva, -¿ustedes se conocen?- pregunté y ella asintió sonriendo, se acercó a Ed y lo abrazó por la cadera

—Camila, él es Edward, mi novio- dijo con una sonrisa radiante, la mirada de Ed estaba puesta en la nada, el hoyo comenzó a expandirse en mi pecho quemándome sin piedad, —espera… ¡oh por dios!- dijo y sus ojos se abrieron, —tu eres…- asentí conteniendo las lagrimas, —¡tu eres su amiga la de las pesadillas!- soltó y mis ojos se abrieron, busqué la mirada de Ed quien seguía sin emoción aparente, —me ha hablado de ti, ¿estas mejorando?- preguntó y tragué el nudo de coraje que se formó en mi garganta

—Cada vez es mejor- logré decir y mordí mi labio, —yo… tengo que irme- murmuré

—¡pero necesito conocer a tu novio!- dijo ella emocionada, —amor, iremos a tomar un café con ellos vale?- pregunóo mirando a Ed pero este mantenía su cabeza gacha, solo asintió

—En realidad… acabamos de terminar- dije y la quijada de Ed se apretó, la mirada de Melissa se encontró con la mía y abrió sus ojos

—Oh dios, lo siento tanto- murmuró y su mano tomó la mía, las lagrimas que estuve reteniendo comenzaron a salir, —oh, cariño- jadeó y me abrazó, —no llores, no lo vale- susurró y negué, me separé de manera educada y limpié mis mejillas

—Por supuesto que no, no las vale- aseguré, —pero me ha lastimado tanto, jugo conmigo de la peor manera que aunque quiera mantenerlas dentro estas exigen salir, porque su recuerdo quema- dije y ella negaba, los ojos de Ed comenzaban a aguarse y sus manos estaban hechas en puño, —él imbécil me engañó, y cuando lo descubrí el muy miserable no tuvo la dignidad de decir nada, ni siquiera de mirarme a la cara- espeté y la mirada de Ed se alzó mirándome por unos segundos

—¡pero que patán!- protestó ella y asentí, —lo siento tanto camila, pero mira el lado bueno, ahora estas libre, seguro que algún día encontraras un chico como mi Ed, porque es lo que te mereces- susurró y dejé salir un sollozo

—Tengo que irme… perdón- dije y me giré caminando a prisa, antes de girarme hacia la salida escuche a Melissa decir, “él es un idiota”, si tan solo ella supiera, las lagrimas continuaban cayendo, y el dolor comenzaba a expandirse, después de caminar en no se cual dirección por no se cuanto tiempo me dejé caer en el pasto del parque en el que me encontraba y grité, mi garganta se comenzaba a cerrar haciéndome casi imposible respirar, mi celular sonó de nuevo, por decima vez del mismo número, respondí cansada

—¿Qué diablos quieres?- contesté con voz ronca y dañada por los gritos

—Mila, mila necesitamos hablar- murmuró él con rapidez, -¿dime donde estas?, por favor, necesito explicarte unas cosas yo…

—¡vete a la mierda Edward!- grité y colgué lanzando el celular lejos, mi cuerpo temblaba, por el coraje, por el frio, o tal vez por el dolor que estaba matándome por dentro, mi garganta picaba y la noche comenzaba a caer, llevé mis rodillas a mi pecho y mi celular sonó, me arrastré hasta alcanzarlo y suspiré aliviada cuando vi el remitente

—Fer- murmuré

—Camz, cariño, ¿Dónde estas?, ¿estas bien?- su voz preocupada me hizo sentir mal por haber desaparecido así

—Si, estoy bien, es solo que… ¿puedes venir por mi?- pregunté después de un rato de silencio

—Por supuesto, dime donde estas y voy ahora mismo- dijo con seguridad

—Sobre eso… yo… no sé donde estoy- admití, —salí del cole y comencé a caminar, ahora me encuentro en un parque y frente a él hay una tienda de regalos, se llama Lucy free, no sé si..

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