35.

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Los nervios me invadieron al encontrarme frente a la casa de la familia Smith, mis manos comenzaron a sudar y negué, —no, no puedo, vámonos- murmuré mirando hacia el frente

—Amor, amor, tranquila, por supuesto que puedes, y lo necesitas, yo estaré esperando aquí- aseguró mirándome a los ojos, —te lo debes- murmuró y suspiré, asentí y abrí la puerta, besé sus labios y miré hacia la puerta

—Vuelvo pronto- dije y asintió, me dio un ligero apretón de manos una última vez antes de cerrar la puerta, caminé hacia la casa y toqué el timbre, poco después la señora Smith abrió y sus ojos se abrieron iluminados al verme

—¡cariño!- murmuró con alegria al verme, ella se alegraba al verme, sonreí de lado y forzadamente pero con educación y abrió la puerta, -pasa, pasa- dijo y se movió, miré una última vez hacia el auto y entré, la puerta se cerró y mordí mi labio, —no esperaba verte, por lo menos, no tan pronto- aseguró y sonreí

—Yo… leí la carta- murmuré y comencé a temblar, los ojos se me llenaron de lágrimas, —no lo sabía- susurre con voz cortada y comencé a llorar, sus brazos me rodearon y me pegó a su cuerpo

—Lo sé, no quería lastimarte- susurró y negué, me obligué a calmarme, ¿Cómo podía hacer esto frente a su madre?, ¡ella estaba sufriendo más!

—Él estaba comenzando a disfrutar y yo….- me detuve cuando mi voz se cortó

—Camila, cariño- su mamá habló y suspiró, —me duele como un demonio haberlo perdido, pero sé que si él pudiera elegir morir de alguna forma, esta no le hubiera desagradado- susurró y se encogió de hombros, —siempre creyó que su enfermedad le quitó la oportunidad de todo, y mira, aún con ella fue un héroe, salvó la vida de la única chica que le ha importado- dijo y acarició mi mejilla

—No fui la única, él las amaba a ustedes, me lo dijo siempre- aseguré y sonrió

—Por supuesto que nos amaba- dijo ella y sonrío, -era un gran chico y nosotros su familia, pero tu no eres familia, y te quería, te quería muchísimo y quería que fueras feliz- aseguró y tomó mi mano, me encaminó a la sala y se sentó frente a mi, —sé que te dolió y sé que sientes que fue tu culpa, pero debes dejarte de culparte, porque él no lo haría, él estaría feliz al saber que pudo hacer algo por su Ángel- susurró y mis ojos se abrieron

—¿Cómo…- susurré

—Él nos hablo de ti, nos dijo lo mal que se comportó al principio y nos dijo que eras especial, él estaba agradecido contigo y nosotros también, nos diste los mejores días a su lado, nos lo devolviste, se fue siendo la mejor versión de él, y eso jamás te lo podremos agradecer- aseguró y sonreí

—Él creía que yo cambié su vida pero… él salvó la mía, si hay un Ángel aquí es él- aseguré, sonreí y suspiré, -antes de… él me pidió que les dijera que las amaba, que fueron lo más importante que tuvo- dije y una lagrima derramó por su mejilla

—¿él… lo hizo?- preguntó y asentí a prisa,

—Por supuesto, él me hablo de ustedes, me dijo que eran todo lo que tenía y todo lo que necesitaba, las quería mucho, lo sé- aseguré y sonrío

—Era un gran chico, la gente tiende a juzgar por la apariencia de las personas pero… él era mejor que muchos de los que usan saco y corbata- dijo y asentí

—Él era mejor que la mayoría de las personas, y sonará egoísta pero me alegra que nadie lo notara, fue nuestro, nuestro secreto- dije con melancolía y asintió, nos quedamos un silencio unos momentos y tomé una respiración profunda al igual que ella

—¿Te quedas a comer?- preguntó cambiando de tema y negué

—Mi amigo está en el auto- dije y asintió, -yo… ¿le molestaría si vengo a visitarlas?- pregunté y sus ojos se abrieron

—¡nos encantaría!- aseguró, —camila eres lo único que nos recuerda a Fernando, esta es tu casa y siempre lo será- aseguró y sonreí, la abrasé y ella respondió el abrazo, nos separamos un poco y me sonrió, —eres tan especial como él nos dijo- aseguró haciéndome sonrojar

—Yo… me preguntaba si… ¿podría prestarme el iPod de Fernando?- pregunté cruzando los dedos detrás de mí para que no se molestara ni la lastimara mi petición, sonrió y asintió

—Ahora vuelvo- dijo y asentí, se puso de pie y desapareció, saqué mi celular

“Estoy bien, todo va bien, te quiero. X” envié a Ed y suspiré, apenas segundos después recibí respuesta

“me alegra, te quiero más. –Ed” la señora Smith regresó y me lo entregó

—Puedes conservarlo- dijo y negué a prisa

—No… no puedo- dije y sonrío

—Lo mereces, mereces tener algo que te recuerde a él- aseguró, —además, estoy segura de que a él no le molesta- dijo y sonreí agradecida, lo guardé en mi bolsa y me puse de pie

—Ahora tengo que irme, pero prometo volver pronto- aseguré y asintió, besé su mejilla y le pedí que saludara a Steph de mi parte para después caminar hacia el auto donde Ed esperaba.

—¿ahora a dónde?- preguntó y sonreí

—Con Fernando- dije y asintió arrancando el auto, al llegar al panteón baje del coche y él me siguió, me detuve y lo miré, -yo… necesito hacer esto sola- pedí y me miró inseguro

—Camila…

—De verdad, estoy bien, pero al igual que el visitar a su mamá, me lo debo, tengo que hacerlo y puedo hacerlo- aseguré y mordió su labio con inseguridad

—De acuerdo, pero estaré aquí esperando y si en 30 minutos no sé nada de ti voy a ir- aseguró y asentí

—¿Dónde está?- pregunté, pues yo no había venido a su entierro

—ala oeste, pasillo F cúpula 13- explicó y asentí, me acerqué a besar sus labios y suspiró, -te quiero- dijo y sonreí

-lo sé- aseguré y lo besé una última vez antes de caminar hacia el lugar donde el cuerpo sin vida de mi mejor amigo se encontraba, el lugar se volvía cada vez más frio conforme me acercaba, me abrase a mí misma sin molestarme en limpiar las lágrimas que ya comenzaban a caer, ¿algún día dejaría de doler?, “Fernando C. Smith” sonreí al darme cuenta que usaron el C. y lo imaginé molesto por ello, —te lo merecías- susurré acariciando la placa, “Hijo, hermano y amigo, siempre en nuestros corazones”, —¿Quién hizo esto?- gruñí con el ceño fruncido, —sinceramente yo haya puesto algo como… idiota, filántropo, confidente, brujo y Ángel- susurré y solté una carcajada, suspiré y me tensé al sentir como alguien colocaba su mano sobre mi hombro, me giré pero no encontré a nadie, —te voy a extrañar todos los días de mi vida- aseguré y limpie las lágrimas, —pero sé que estarás siempre a mi lado, te quiero- aseguré y besé la placa, me senté frente a ella y saqué su iPad, —ahora veamos, cuáles son tus secretos musicales-  susurré y me coloqué los audífonos, el frio que sentía antes ahora se había vuelto cálido y aunque nunca creí en nada de esto, ¿vaya contracción para una bruja eh?, sabía que él estaba aquí.

SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora