CAPÍTULO 21

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***

La noche fue una auténtica pesadilla, intentar dormir fue imposible. Mis lágrimas no cesaban, caían en todo momento, hasta sentir que me había quedado sin, hasta sentir que me había deshidratado por completo.

Mi cuerpo estaba resentido, después del aborto involuntario que sufrí, sólo necesitaba dormir mil años y no despertarme nunca. Sentía que todo esto fue culpa mía, el sentimiento de culpa me corrompia, estaba segura que ese niño había muerto por mi culpa. Si hubiera sabido controlar mis emociones, nada de esto estaría pasando.

Aunque la pérdida del niño me dolía, mis lágrimas tenían un único nombre, y ese era Faruk. Y para colmo estar encerrada en una casa ajena, en una habitación de apenas tres metros cuadrados, que ya empezaba a ser claustrofóbico.

Sentía que me iba a volver loca, sentía que en cualquier momento perdería los sentidos, perdería el norte.

Llevé mis manos a mi cabeza y despeiné mi pelo, agitaba mi cuerpo y ni tan sólo podía controlar mi respiración. Esto era demasiado para mi, demasiado.

- Tengo que salir de aquí - me dije en un susurro. Decidida me levanté y dirigí a la ventana - Que sea lo que Allah quiera, si me salvo perfecto y si no, hasta aquí hemos llegado.

Tenía que rifarmela, jugar a suerte, un todo o nada. Debía escapar, necesitaba estar lejos de ese hombre, aunque eso me costara la vida.

Caí en picado, como cuando matas a una mosca. El golpe fue tan fuerte que juro haber echo ruido y todo. Me llevé las manos a la cabeza y me maldecia por mi magnífica idea. ¡Me había tirado de un segundo piso! ¿Qué persona en su daño juicio lo haría? ¡¿Eh?! La verdad es que la desesperación te puede, hasta el punto de jugar un todo o nada.

- ¡Aquí está! - gritaba un asegurará corriendo hacia mi.

- Agh - gemí de dolor cuando ese hombre me levantaba salvajemente. Llevó las manos a mi mentón y me levantó la cara, mirándome a los ojos con rabia.

- ¿Tu que eres gilipollas, retrasada o tienes algún problema psicológico? - sus palabras resonaban en mis oídos como si lo estuviera repitiendo varias veces, mi cabeza dio vueltas y la sensación de tener las manos dormidas me hicieron perder los sentidos y caer inconsciente.

***

Los días pasaban súper lentos, veía como todo se acercaba más, mi salud empeoraba y mi odio hacia Khaled aumentaba a cada segundo.

- Faruk... - pensé en ese instante en él, en nuestros planes, en nuestras simples y perfectas tardes de vageo. En cada beso y lágrima derramada, en las buenas y en las malas. En todo lo que giraba entorno a él.

Fue entonces cuando una idea se cruzó por mi cabeza.

"Un teléfono móvil".

Tenía que conseguir hacer alguna llamada, y sabía perfectamente a quien llamar.

Abrí la puerta de la habitación y dos hombres, que la custodiaban,  me miraron esperando que justificara mi salida.

- Quiero ir al baño - dije en un susurro.

- Esta bien - contestó amablemente uno de ellos - La acompaño - añadió siguiendome.

Iba mirando cada rincón de la casa, absolutamente todo, hasta diferenciar un teléfono sobre una cómoda que había en una esquina de la casa.

- Voy... Voy al baño - dije señalando la puerta, él asintió y yo entré.

Intentaba ganar tiempo, ver si tenía la posiblidad de coger ese cacharro y hacer una miserable llamada que me salvara la vida.

INTERESES© - muslima_letters [Completa] [Editando]Where stories live. Discover now