Capítulo 2

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Jimin entró junto con Yoongi a uno de los automóviles que los esperaban fuera del avión y, tan pronto cerraron la puerta, Jimin se alejó hasta quedar al otro extremo del asiento y cruzó su brazos sobre su pecho.

-Jimin, por favor Si tan sólo me dejaras —La voz del pelinegro denotaba verdadero arrepentimiento, pero Jimin notó algo más en ella. Miedo.

-Yoongi, para —Jimin sentía un nudo en la garganta, un nudo que provocaba que cada sílaba que salía de sus labios, le doliera al punto de querer hacerlo llorar—. Será más fácil de esa manera para los dos.

-¿Qué tiene de divertido que algo sea fácil? —Los ojos gatunos repasaban con sumo cuidado el rostro del menor, como si quisiera grabarlo perfectamente en su cabeza.

-Entonces déjame corregirme —El pelinaranja pudo sentir sus ojos lentamente llenarse de lágrimas por lo que desvió su mirada a la ventanilla—. Será menos doloroso para ambos.

Yoongi separó sus labios por unos segundos como si fuera a decir algo, pero después de unos segundos, volvió a sellarlos, en vez de ello, acabó con el espacio que lo separaba del menor.

Estaban tan cerca el uno del otro que Jimin podía sentir el aliento del mayor rozando suavemente su mejilla e incluso, pudo jurar que había escuchado los latidos del corazón de Yoongi latiendo al mismo ritmo que su propio corazón.

-A veces las personas necesitan algo de dolor para recordar que están vivas —Y entonces, Yoongi lo besó.

Lo besó de una manera tan suave y dulce que incluso dolía. Sus manos se encontraban en las suaves mejillas del menor y dejaban delicadas caricias en las mismas.

Jimin por su parte, sentía su corazón latir tan fuerte que incluso se temió estar sufriendo alguna clase de infarto. Si bien Yoongi había llegado a ser amable con él anteriormente, jamás había sido tan dulce como lo estaba siendo en ese momento.

Ambos jóvenes movían sus labios al compás de los contrarios, de una manera lenta y delicada, sin prisa alguna. Ninguno de los dos deseaba ir más allá, simplemente deseaban disfrutar aquel beso.

Los jóvenes se separaron debido a la lamentable falta de oxígeno y, cuando lo hicieron, se miraron el uno al otro. Estuvieron así por varios minutos, simplemente mirándose en silencio, analizando el rostro del contrario, grabándose sus facciones. Ambos sabían muy en el fondo que, pronto se separarían. Jimin había intentado mantenerse distante al mayor, así dolería menos, así le sería menos difícil olvidarse de él cuando el momento llegara pero, después del beso supo que simplemente no podría mantenerse alejado de aquel chico que le había robado su libertad.

Y también su corazón.

Esta vez, fue el pelinaranja quien besó al mayor. Besó su frente, besó sus sienes, besó sus mejillas, besó su mentón, besó la punta de su nariz y, finalmente besó suavemente los rosados labios del pelinegro.

-Yoongi —Las palabras del menor se vieron interrumpidas cuando el mayor lo estrechó fuertemente entre sus brazos—. ¿Qué pasa?

-Nada, es solo que —Yoongi hablaba contra el cuello del más bajo, lo cual le causaba un suave cosquilleo—. Sé que es inútil que lo diga ahora pero, no quiero perderte.

-Para nada es inútil —Habló el menor y se separó ligeramente, con el único fin de mirar directamente a los ojos gatunos del mayor—. Te agradezco realmente que me digas esto, significa mucho para mí saberlo. No podemos cambiar nada ahora, tenemos que completar lo que comenzamos, sin embargo, me alegra y me calma que me digas esto. Me hace saber que no soy el único, que esto no va solo de mi parte, que tú también me quieres.

El mayor parecía confundido y, realmente lo estaba. Aún no podía entender como era que, después de todo lo que le habían hecho, el alma de Jimin se mantuviera tan pura. No entendía realmente como era que Jimin no lo odiaba. Además, se sentía como si hubieran descubierto su secreto mejor guardado, se había sentido de la misma manera cuando su tío le había dado la advertencia de olvidar sus sentimientos por el menor ¿Realmente era tan obvio cuando se trataba de sus sentimientos hacia Jimin? Él había intentado realmente ocultar todos sus sentimientos y, no solo ocultarlos, sino que también intentó eliminarlos sin éxito alguno, al contrario, sentía que cada minuto que estaba con Park Jimin, su cariño hacia el aumentaba, llenándolo de una calidez que no había sentido en muchos años.

Tal vez esa era la clave, todo lo que Yoongi necesitaba para volver a sentirse humano era estar con aquel chico bajito con sonrisa hermosa. Tal vez ese temible demonio solo necesitaba ese toque angelical que sólo Jimin podía brindarle.

-Te quiero —Pronunció Yoongi lenta y claramente para asegurarse de que el menor lo hubiese escuchado—. Te quiero como no te haces una idea, Park Jimin.

Y, finalmente ocurrió aquello que Min Yoongi había estado deseando. Jimin le sonrió de la manera más sincera y dulce que Yoongi jamás podría haber visto. Le dedicó una sonrisa tan grande y pura que incluso hizo sus ojos desaparecer casi por completo.

-También te quiero, Yoongi.

Entonces, el caos se desató.

Síndrome de Estocolmo II [Yoonmin]Where stories live. Discover now