El inicio del fin; parte 3.

5.3K 547 171
                                    

Tontamente llegó a creer que recibiría la repuesta esperada pero no, tal parecía que hablar honestamente en todos los aspectos no le causaba ni un mínimo de incomodidad al otro. Por lo que no le quedó más que guardar silencio unos cuantos segundos para poder procesar todo lo que cambió en un par de horas.

—Si. –Y con ello el de azules ojos dijo todo a la par que retomaba el paso e ir en busca de aquel joven de blanca tez–.

—¿No te estás precipitando un poco? –Eso quería pensar–.

—¿De que hablas? Jajaj –La risa burlona del otro no hacía más que confirmarle lo que ya parecía saber–.

—De que nunca habían entablado una sana y extensa conversación pero misteriosamente con un par de minutos en su compañía has caído enamorado de él...

—No estoy enamorado.... Y de cualquier forma. ¿Cuál es el problema si estoy o no estoy enamorado de tu subordinado?, ¿Acaso el tiempo no es relativo?

—Puedes tener razón, y no; no hay ningún problema....–Los hombros del castaño estaban ciertamente un poco más pesados–.

—¡Que bien! –Festejó el otro con falsa alegría– Ahora, si pudieras dejar de quitarme el tiempo.... Voy a buscarlo. –Con ello planeaba dar por terminada aquella plática que aparentemente no iba a llevarlos a ningún lado pero no lo pensaba igual su acompañante–.

—No, no puedo....–Desvío su mano izquierda hasta el hombro de aquel que comenzaba a parecer aún más molesto y tiró de el; acercando sus cuerpos y rostro al punto en el una presión de labios se hizo presente, sorprendiendo gratamente al más alto por tener al fin el placer de probar ese dulzón sabor que siempre se imaginó, tenían los belfos de su ex compañero.

Se separó muy a su pesar, y al hecho de haber sido apenas un sutil roce entre ambos; aunque, claro sin llegar a soltar la cintura ajena. Dedicándose entonces a mirarlo unos pocos segundos con toda la intención de volver a unir sus labios, ante la aún perdida pero sorprendida mirada el muchacho enfrente suyo–.

—Esto....¿Es otra de esas bromas tuyas porque si es así....? –El más alto no le permitió terminar a pesar de que la furia del otro comenzaba a hacerse presente ante la sola posibilidad de que Osamu de atreviera a jugar tan sucio–.

—¿Esto te parece una broma? –Y volvió a besarlo pero esta vez mucho más profundo y demandante, apretujando en el camino los costados del pelirojo quien soltó apenas un jadeo al sentir la lengua del castaño delinear sus labios he introducirse en su boca; comenzando una guerra que quien sabe quien podría ganar. Pues, ambos tenían ya un poco de experiencia.

Eso les hubiese gustado averiguar; pues, ambos eran muy competitivos cuando del otro se trataba. Pero un par de ojos bicolor y otro par más de un negro oscuro les interrumpieron al hacerles sentir en sus nucas como eran observados con sorpresa he insistencia. –

—Y-yo.... ¡LAMENTAMOS HABERLOS INTERRUMPIDO! –Habló/gritó el peliblanco sumamente avergonzado de ser un mirón donde de ninguna manera lo habían llamado, y de paso disculparse también por el otro muchacho quien estaba claro no lo haría por su cuenta.–

—¡JAJAJA no pasa nada, Atsushi-Kun! –Le quitó el peso a la situación el más alto de todos. Quien al parecer se dio cuenta de algo –. ¡Woaaaaah! ¡Que adorable gatito llevas ahí! –Refiriéndose al peluche que el menor sostenía con gracia y fuerzas en sus brazos–.

—O-oh.... ¡Verdad! Esto...–No sabía que más decir–.

—¿Lo ganaste en algún juego?, por cierto, ¿Donde estaban? –Claro que él sabía de antemano la respuesta pero quería oírlo de sus labios y que alguno de los aludidos explicara el sutil pero enternecedor sonrojo en las mejillas de Nakajima–.

—Y-yo.... Si, bueno; estabamos e-en...–Pero no pudo ni tuvo tiempo para excusarse. Dado que un pelinegro lo interrumpió–.

—Yo se lo di, ¿Por qué? Además, ustedes parecían necesitar espacio y eso les dios ¿verdad? –Dirigió su penetrante mirada al aún más rojo Atsushi–.

—¡Ya veo! Y no, por nada en particular. Simplemente Atsushi-Kun parecía demasiado feliz con su peluche así que creí que le había costado mucho trabajo ganarlo. –Se encogió de hombros, ganándose un muy escaso rojo en las mejillas del pelinegro dando a que pudo hacer “feliz” al chico que se encontraba a su costado, y un rojo aún más furioso en la cara del menor al verse descubierto– Como sea.... ¡Vamos por Kunikida que ya estoy muuuuuuuy, muuuuy cansado!

Dicho aquello, los cuatro de pusieron en marcha para buscar al idealista rubio y poder regresar a casa. Ciertamente todos se encontraban un poco cansados y que decir de lo pensativos que estaban también.

Primero que nada, las curiosas interacciones de los dos mayores para con Nakajima. Luego, la aparente lucha que se dio lugar hace un rato por la atención del mismo.
Cabe recalcar también, la actitud de Ryūnosuke al llevarse a ese peliblanco lejos de los otros dos, siendo aún más desconcertante el obsequio que le había hecho; ¡Y ni que decir de la escena que tenían montada los mayores! Eso si que fue una sorpresa para todos.

Una vez encontraron a Doppo y éste se quejara el resto del camino por haber sido abandonado cual trapo sucio en la intemperie un día de lluvia (O así lo habla interpretado él); regresaron a sus respectivos hogares, no sin que antes los miembros de la Port mafia acompañaran a los detectives a sus departamentos, tomandose cada par su tiempo para despedirse.

—Eres un idiota. –Suspiro el pelirojo mirando con atención al otro–.

—¡Hai, hai! –Asintió Osamu “aprovechándose” de la situación para cogerlo por la cintura y plantarle un húmedo beso–....Hasta mañana, Chuuya-Kun.

—S-si.... Hasta mañana. –Aún no llegaba a acostumbrase a ese tipo de contacto por parte del de ojos brillantes; aunque eso no significara que le incomodara–.

[...]

—Hasta luego....Akutagawa-Kun, y g-gracias por el peluche..–Mencionó el menor de los dos con una suave sonrisa y con la intención de encaminarse a su respectivo departamento–.

—Por nada, tigre...–Por instinto tomó la blanquecina y tersa mano del más bajo; mientras que con la que aun tenía libre apenas pudo acaricias su cien y parte de la mejilla ajena ante s de darse cuenta de sus acciones y darse la vuelta, marchándose del lugar– Hasta mañana. –Fue lo último audible para el albino antes de perderlo de vista y entrar por su cuenta a su hogar–.

Operation: "DarkTigger".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora