Eeffoc

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Con un simple “te adoro” comenzó todo…

Era increíble la sensación que le producía esa cafetería, la ciudad en general no era de su gusto, con miles de edificios en tonos opacos, carteles y posters pegados en todos lados y ni hablar de los vendedores ambulantes y la incesante marea de gente

Cuando su actual amigo, ligue en ese momento, le dijo sobre una pequeña cafetería al interior de un pasaje de tiendas se preguntó si hablaban de la misma avenida, se sintió como un forastero e incluso se puso algo nervioso, en ese pequeño callejón de tiendas no reinaba una marea de gente, tal vez por el ocupado andar de las calles, las luces eran tenues y no brillantes como otros pasillos de tiendas en el centro de la ciudad, casi finalizando el trayecto había una cafetería pintada de tonos marrones y arcos de madera, confirmó el nombre, la hora, había llegado antes con la emoción y eso le ponía nervioso porque no sabía si era efectivamente ese lugar o había otro con un nombre muy parecido…

Al entrar a la cafetería su vista se disparó a todos los adornos y supo que se convertiría cliente frecuente de ese lugar aunque perdiera su cita, sobrio, acogedor, no estaba repleto de carteles, estampillas, recuerdos o cuadros, pero tenía una amable decoración, el aire acondicionado estaba tibio, se arrinconó en una de las mesas alejadas de la barra, guiado por la curiosidad de los adornos de las paredes y su timidez respecto a la gente, en la mesa había tres tazas a un lado un plato seguramente para los aperitivos, en el otro un largo vaso de vidrio boca abajo, el lugar estaba vacío a excepción de dos chicas que no habían despegado la vista de la otra

En el centro de su mesa había un gran frasco de vidrio con una vela dentro, dibujada en negro estaba la silueta de un loto y una media luna en la lejanía, tomó una de las cartas de menú de la mesa en lo que un chico alto con, un levemente desordenado cabello azul marino se acercaba con una bella sonrisa que llegaba hasta sus ojos, su camisa era color crema su delantal café y sus pantalones negros, cuando le preguntó amablemente que pediría, los nervios se apoderaron de su ser, miró el menú y concluyó luego de un momento que no sería bueno comenzar sin su cita por lo que pidió agua, el chico asintió y luego de un momento regresó con una jarra de agua, removió su vaso de vidrio intercambiandolo con la taza y sirviendo el agua, le dio una pronunciada reverencia y se acercó a las dos chicas, ambas pidieron algo más y se rieron nerviosamente cuando el chico dijo algo que enrojeció a una…

Desde ese momento y aún en su misma cita JiHoon se dedicó a estudiar a este chico que intentaba mostrar una actitud apacible, amigable e incluso calmada, pero que sólo le hacía ver como un niño hiperactivo aguantando sus ganas de correr y reír.

En su segunda ida a ese lugar fue solo, en el mismo horario, el mismo día, el chico le volvió a sonreír enormemente, sus ojitos casi desapareciendo, su mente quedó en blanco y sus nervios se dispararon tanto que no supo ni siquiera que estaba leyendo, cuando el chico lo observó expectante se decidió por algo arriesgado y tragando saliva decidió conversar un poco, le preguntó cual le gustaba a él, el chico miró al suelo avergonzado y dijo que en realidad el no tomaba mucho café, JiHoon se avergonzó por juzgar rápidamente al camarero, no por trabajar en una cafetería tomaría mucho café, preguntó entonces cuál le recomendaba

“Pareces una persona dulce con tus amigos, recomendaría un Mocaccino con galletas de chocolate amargo”

JiHoon asintió y el chico tomó nota y se volvió a la barra, mientras veía su espalda supo que era algo arriesgado, pero ya quería decirle un tímido “te adoro”.

En sus siguientes visitas el chico comenzó a soltarse un poco y tomar confianza, incluso se le habían escapado carcajadas que le robaban el aliento, JiHoon se reía con el porque… Su risa era extraña y casi tonta, era obvio que el chico se avergonzara y sus orejas enrojecieran mientras tapaba su boca, no supo porque le dieron ganas de hacer de payaso o decir otras cosas graciosas en esos momentos, pero nada se le venía a la mente, solo absorto de lo lindo que se tornaba ese chico con timidez

Por ahora se había dedicado a tazas con café dulce y bocadillos amargos cada tarde, había pasado otros días y comprobado que era el único camarero de lunes a viernes.

No supo cuando su adoración se convirtió en un gusto por el chico y cuando las simples palabras se convirtieron en amistad, SoonYoung incluso se cambió el color de cabello a un brillante rubio, le quedaba muy bien y aunque no se lo fuera a decir le encantaba… Incluso a veces le dibujaba mensajes o corazones en la espuma del café que le hacían reír de la vergüenza o golpearlo si seguía muy cerca con cara seria, sabía que todo era una broma y aunque no lo admtiriera nunca, le gustaba.

Se volvieron tan cercanos que JiHoon a veces iba a la hora de cerrar para ayudarle o salir a comer algo, cantaban juntos y se platicaban sobre sus vidas…

JiHoon se enteró de la chica que ponía tan bobo a SoonYoung como bobo se ponía con él… Y se alegró, una amarga alegría que podría compartir con su chico dulce como el mocaccino del segundo encuentro, una realidad tan amarga como los dulces de ese mismo día… Al menos la esperanza era lo único que se perdía y de todas formas nunca pensó en decirle cuanto le gustaba

Nunca hasta el día en que se tuvo que mudar… El día en que le dijeron que había sido aceptado como productor en la compañía que el deseaba… En otra ciudad al sur… Supo que era una oportunidad única y cuando le dijo al chico que le robaba los suspiros este le dio un gran abrazo y lo alzó por los aires, JiHoon por primera vez no rompió el abrazo con vergüenza y se aferro como una de las últimas veces al chico, suspiró su olor dulce como su café y le dijo entre murmullos sollozantes que no quería irse… Porqué el le gustaba, el aliento de ambos paró un instante JiHoon comenzó a temblar e intentó no romper su abrazo, pero SoonYoung estaba decidido a verle, le miró con preocupación y nervios, sabía la respuesta y cuando abrió la boca sus manos escondieron cualquier palabra

“Lo sé” fue su triste respuesta y sacó sus manos de la boca contraria para ver una preocupada mueca de dolor “No entiendo como ocurrió, pero sabía que no tenía oportunidad, no te preocupes, solo estuve feliz de compartir este tiempo contigo, un chico tan dulce como mi café”

El café de ese día fue el mismo, pero más amargo que de costumbre, los dulces habían contaminado todo su paladar y aunque el su pequeño rayito de sol intentó animarlo el tan sólo le dio una triste sonrisa

Supo que tenía que avanzar… Sabía desde un principio que no tenía oportunidad, aunque siguieran en contacto ahora no sería lo mismo y desde el día en que se mudó comenzó a tomar un simple Expresso amargo, el sabor dulce del café de su chico quedó en el olvido al igual que su pasajero amor

Coffee OS [SoonHoon/Hozi/HoWoo]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt