APRENDIENDO A AMARTE / CAPITULO 12

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-Señora jueza; considerando todas las pruebas aquí presentadas, es que vengo a solicitar la libertad provisional para mi representada ya que, como pudo darse cuenta, no representa peligro para la sociedad.

-Señor Fiscal, su turno - dijo la jueza, sin levantar la mirada.

-Señora jueza, como bien dice el abogado de la acusada, las pruebas son concluyentes. Ella, efectivamente representa un peligro, si no para la sociedad en general si para su pequeño hijo. Quedó demostrado por los testigos que la señora Emma Carrizo no le presta atención ni tampoco le demuestra algún tipo de cariño, dejándolo abandonado a su suerte en reiteradas ocasiones. Además si consideramos los delitos por los que se le acusa...

-Señor fiscal - interrumpió la jueza - estamos aquí para deliberar la libertad provisional de una madre quien,  a pesar de lo que digan terceras personas, cuenta con todo el derecho de visitar a su hijo y estar junto a él.

-Señora jueza - dijo el fiscal - le recuerdo que la señora Carrizo está acusada de asesinato.

-Delito que aun no se comprueba, señor fiscal. -dijo el abogado de Emma

-Señores, silencio. Estoy lista para entregar mi veredicto para ese caso.

Emma, después de tanto fingir un lastimero llanto durante prácticamente todo el tiempo que duró la audiencia, se quedó callada para escuchar con atención.

-Si bien la acusada no cuenta con los méritos suficientes para otorgarle libertad provisional y, viendo que los plazos para su juicio por los delitos que está siendo acusada se acercan, es que esta corte le otorgará dicho beneficio con firma semanal, Esto lo determino para que pueda visitar a su hijo en casa de la familia que en estos momentos tiene su custodia. Estas visitas serán vigiladas y el niño no podrá salir de la casa que lo cobija.

Demás está decir que no tiene permiso para salir de la ciudad y menos del país - Finalizó diciendo la jueza.

Emma miró atónita a su abogado. De no haber estado esposada lo hubiera estrangulado.

-¡Me juraste que tendría una libertad más amplia! - le susurró al oído antes de ser sacada del tribunal.

-Tranquila. No pude hacer más. Agradece que la jueza tuvo piedad - le respondió el abogado mientras guardaba sus papeles en un maletín sin mirarla a la cara.

Consuelo corrió hasta el cuartel donde tenían detenido a Max. Rosario iba con ella. Lograron convencer a los guardias y le permitieron verle por unos momentos.

-¡Consuelo, mi amor! - Exclamó Max al verla. La abrazó con fuerza para luego besarla con ternura, acariciando sus mejillas y sus labios. Rosario no entendía porque su corazón y su cuerpo no supieron responderle como siempre lo había soñado cada vez que imaginaba volver a verlo y a tenerlo tan cerca.

-¡Consuelo, al fin te tengo junto a mi! - dijo él aferrándola a su cuerpo

-Max, dime por favor que está pasando. ¿Por qué estás aquí?

-No lo se, mi vida, no lo se. No me han dicho nada. Seguro se trata de un malentendido. Ya verás que todo se soluciona pronto.

-Pero Max, ¡no parece ser un mal entendido!. Allá afuera logré que me dijeran que estabas metido en un lío de drogas. ¡Dime por favor que no es verdad!.

APRENDIENDO A AMARTEWhere stories live. Discover now