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Todo comienza en mi cuarto, eran las 9.00 de la noche y habíamos cenado mi familia y yo, tengo un hermano de 6 años y una esplendida madre. No siempre es todo como se pinta, pero mi realidad es así. Bien. Quizás no es tan así, estaba en mi cuarto, sentado en mi escritorio haciendo deberes y practicando unas partituras de ajedrez, cuando oí un sombrío susurro proviniendo de mi oído, pronunciando levemente "hazlo...".
Aquello helaba mi sangre. Duro apenas unos segundos y lo que se   había oído era poco entendible, volteé asustado mirando alrededor de mi cuarto, para darme cuenta de que no había nada. Con mi respiración agitada, buscaba aquella voz, me levanté de mi asiento, y me recosté en mi cama, quizás me estaba metiendo tanto en las cosas provocando estrés, siempre buscaba superarme a mi mismo y eso podía lograr alterar mi estado mental. Sin mas, a los pocos minutos me dormí profundamente...

Al otro día, me levanté para ir al colegio, era un día lluvioso, típicos días donde la soledad te otorga un regalo para que seas aún más infeliz, aunque admito que yo no odio la lluvia, me quedo mirando al cielo y que las gotas recorran mi rostro junto con el frío viento. Comencé a alistarme con una camisa color crema, unos vaqueros negros y mi sudadera de color azul, revolví mi cabello el cual no era del todo largo pero me hacia verme cómodo conmigo mismo.

Luego de alistarme, bajé hacia la cocina encendiendo la cafetera, calenté unas tostadas, pues a mi madre le gustaba coleccionar todo tipo de accesorios para la cocina, tenia batidoras multiuso, maquina de helado, tostadora, sandwichera, cafetera, exprimidor de jugos manual, entre otros. Tomé mi taza preferida, me gustaba porque tenia una frase la cual me recordaba mucho a Stephen Hawking la cual decía "Las personas tranquilas y silenciosas, son las que tienen las mentes mas fuertes y ruidosas", y yo al reverso había colocado con fibron indeleble "la vida sería trágica si no fuera chistosa". Me serví un café bien cargado para comenzar el día, junto con una cucharada de crema por arriba, me parecía raro que mi madre no estuviera despierta aún, la pobre trabajaba mucho por mi y mi hermano Christian, casi nunca la veía pero siempre cuando lo hacía me sonreía y disfrutaba de mis comidas y postres, dado que cada vez que llegaba cansada, lo que menos se queria era cocinar. Chris se encargaba de lavar los platos y recibir a mama mientras yo cocinaba. Le preparé un café igual solo que con leche. Se lo llevé a su cuarto, para cuando llegue, no estaba. Seguro habría llevado a mi hermano al colegio y de ahí a su trabajo.

El camino hacia el colegio fue bastante tranquilo, lograba ver en el camino a Don lucas, mi vecino, el cual siempre regaba sus plantas a las 8.00 para que luego el sol calentara el agua y el aroma a tierra mojada lo ayudara en la mañana. Él adoraba sus rosas y tulipanes, los cuidaba como si fuera oro y los amaba casi o mas de lo que amaba a su esposa y trabajo en la facultad de medicina. En mi bicicleta, le dirigí un leve saludo con la mano abierta y sonriéndole, seguía mi camino.

Llegando divise aquel edificio de color hueso con pequeños cuadros de Magritte y Dalí, me acercaba con mi bici, recostándola sobre el pasto del patio. Entrando en mi curso sentí de nuevo aquella sensación de algo que susurraba mi oído.

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⏰ Last updated: Dec 07, 2023 ⏰

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Monstrum In My MentumWhere stories live. Discover now