LAYLA:
Le miré interrogante unos segundos... ¿En serio había oro en ese barco...? Luego sonreí y le miré.
-Da igual, soy ladrona, quiero robar -dije con una risa.
Aun me sorprendí al sentir a Antar atraerme hacia él, no pude evitar sonreír, y estremecerme ante el tacto de su mano en mi espalda. Le correspondí al beso lentamente, saboreándolos, y notando como él lo intensificaba. Notaba como el aire de los pulmones se esfumaban, y solté un jadeó al separarnos. Luego alcé mi vita hacia él, mirándole por un momento a los ojos. Un mechón rebelde se salió de su lugar y tapó mi cara. Él me lo quitó a la vez que acariciaba mi mejilla. Me estremecí al sentirlo y cerré los ojos, a la vez que dejaba ver una débil sonrisa.
Tan solo pude seguirle ante lo último que dijo, algo sonrojada por el significado. Por suerte, las luces del puerto y del barco no me iluminaban demasiado.
Entré en el camarote antes que él, parándome en el centro de la habitación y tomando aire. Lo sentí acercarse por detrás, hasta quedar frente a mi espalda. Agaché mi cabeza al ser consciente de lo ridícula que debía de estar sonrojada. Sin embargo, Antar me rodeó de nuevo con sus brazos, apretándome hacia él y dándome tranquilidad.
Como pude, me giré hacia él, mirándole a los ojos por unos segundos. Me elevé un poco para llegar a sus labios, y besarlos con lentitud. Pasé mis brazos por su cuello, acercándolo más a mi, dispuesta a intensificar el beso.
Debido a la cercanía a la puerta, retrocedí hasta llegar a cerrarla con casi una patada. Y, a la vez, quedando atrapada entre la pared y Antar. Aunque eso no me importase mucho en ese momento.
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ANTAR:
Recargué mi mano en la puerta, dejando a Layla pequeña frente a mi, recargada en la pared. Puse mi brazo en su cintura y mi mano detrás del cuello, inclinándome a besarla, juntamos nuestros labios y la estreché en mis brazos. Me gustaba sentirla junta a mi, cercana, segura...
-Layla, Layla- susurré entre besos, repitiendo su nombre- Quédate aquí Layla, conmigo.
Enterré la cabeza en el cabello de ella, respirando su aroma. Me agaché, doblando las rodillas y apoyando la cabeza en su pecho, escuchando el latido acelerado de su corazón, sonreí ante esto y me incorporé nuevamente, levantando a Layla en mis brazos sin dejar de estrecharla contra mi cuerpo.
Caminé con ella, mis brazos temblaban y mis movimientos eran extrañamente torpes. Caí en la cama, con ella sobre mi pecho.Me sentía feliz de estar con ella, tenerla a mi lado.
Solté el agarre y Layla levantó la cabeza. La miré sonriente, acompasando mi respiración a la de ella, intentando no parecer agitado.
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LAYLA:
El corazón me latía con fuerza. No era como la otra vez, no, esta vez estaba mas segura, pero el corazón me latía nervioso. Su beso no hizo si no acelerarme mas, pero igualmente le correspondí con pasión y ansias. Sonreí cuando me estrecho en sus brazos, correspondiendo al momento.
-Quiero... Quedarme... Contigo...-alcancé a responder entre beso y beso.
Disfrutaba del momento, me gustaba sentir sus labios, saber que me necesitaba. Lo sentí agacharse para apoyarse en mi pecho. Me sonrojé al notar que debía de estar oyendo los latidos acelerados de mi corazón. Me tomó en brazos, todavía pegada a él, y caminó conmigo hacia la cama.
Casi caímos sobre ella, con alguna risa mientras nos incorporábamos. Antar me miró y yo me sonrojé más. Nuestros alientos se entremezclaban por la cercanía, y yo corté esta con un beso.
