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Tres semanas después...

—Como puedes observar tiene muy bonitas vistas del río Tamesis— dijo la agente inmobiliaria apuntando hacia el ventanal desde donde se podía observar dicho río, pero en lugar de enfocar la vista en el agua corriendo, observo su reflejo.

Se veía bastante bien.

Sonrió y miro a la agente dándose cuenta de como la omega aspiraba.

—Y dime— comenzó coqueto— ¿Qué hay del enganche y los abonos mensuales?

—Eh, si— la chica carraspeo, el sonrojo subiendo por su cuello—. El, eh, el enganche es de catorce mil novecientas veintiséis euros y los abonos mensuales serian de ciento cuatro euros, esto pagando durante cuarenta y ocho meses, pero siempre puedes pagar más si quieres liquidar antes.

Zeus miro alrededor del amplio departamento antes de asentir.

—¿Dónde firmo?— dijo sonriendo.



—Está decidido a irse, entonces— dijo Alex acomodándose mejor en la silla frente al escritorio de Guillermo, que asintió con pesadez.

—Así es, se disculpo y arreglamos las cosas y todo, pero aún así siento que se formo una brecha entre nosotros y de pronto me dice que ya firmo los papeles para comprar un departamento, quiero decir, Alex, ni siquiera sabía que le podrían dar un préstamo, pero parece que todo es gracias a su jefe, el hombre parece que lo adora— soltó un suspiro cansado—, no es raro, de todos modos Zeus siempre se gana a todo el mundo.

—Intenta verle el lado bueno, ahora Samuel podrá pasar día y noche en tu casa— Alex subió y bajo sus cejas, intentando hacer que Guillermo se olvidara un poco de la situación.

Guillermo sólo dejo caer los hombros y enterró la cara entre las manos.

—¡Eso es lo peor! Después de media hora de tristeza ya estaba pensando en Samuel y en todo el tiempo que podríamos pasar juntos ¡Soy un padre terrible!

—Lo cuidaste muy bien durante casi veintiún años, Guillermo, ya era tiempo de que se independizara.

—¡No! Fueron sólo veinte años, yo-. La verdad nunca pensé que se iría— dijo haciendo un puchero.

Justo fue ese el momento en que Walt decidió entrar, mirando primero su boca y después a Alex con desaprobación.

—Secretario, no te pagamos para que estés sentado sin hacer nada— le dijo a Alex, que se puso de pie de inmediato, dándole una mirada de disculpa a Guillermo, y salio de la oficina.

—¿Qué necesitas, Walt?— dijo Guillermo entrelazando sus dedos.

El hombre había dejado de acosarlo gracias a Samuel, pero aun así Guillermo había tenido que ponerse firme cuando intentaba cargarle trabajo de más.

—No has mandado el manuscrito de Rodriguez— dijo parándose a un lado de su escritorio.

—Por supuesto que lo hice— dijo frunciendo el ceño—. Se lo entregue personalmente a Dylan.

—¿Dylan?

Se contuvo por poco de rodar los ojos.

—Por amor a todo, Walt, tu secretario.

—Lo que sea— murmuró antes de mirarlo—. ¿Sigues con aquel mocoso?

Esta vez no se contuvo y rodó los ojos.

—Walt, eso no importa, creí que ya había quedado claro— el alfa lo miro con mala cara y la ceja y barbilla alzadas.

—Desperdicias tu tiempo ¿Qué te puede dar él, eh?

Dicha-Wigetta  [Adaptación]Where stories live. Discover now