Primavera

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  — ¡Amo, estoy cansado

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  — ¡Amo, estoy cansado...! 

  — ¿Crees que me importa, pelos de mierda?

Bakugou tiene recuerdos perezosos de cómo hace unos días venció a un gran dragón de color rojo, al principio creyó que sería el desafío de su vida, que marcaría un antes y un después en su subsistencia de rey, pero desgraciadamente para el rubio no fue así. Se trataba de apenas un semidragón humano de cabellos color zafiro y dientes filosos que aparentaba unos 18 años mortales, mientras que él tenía solamente 19. 

Memora el momento exacto donde iba a hundir el filo de su espada en el cuello de la bestia y justo en ese momento el animal se transformó en un humano en pleno llanto suplicando piedad por su vida. 

A Katsuki no le pareció mala idea dejarlo vivir, después de todo ese dragón llorica no merecía ser asesinado por las manos de un poderoso gobernador como lo era él mismo, o eso pensó el pálido. Finalmente cedió a la súplica de ese pelirrojo rebosante de un corazón lleno de coraje y lo convirtió en su sirviente, haciendo así que el rey sea su amo. Y aunque no lo quisiera admitir, tampoco le venía mal tener compañía en su viaje.

  — Amo, de verdad, ¡estoy exhausto!— Kirishima se paró en seco en el campo donde él y Bakugou estaban explorando, exhaló e inhaló aire de forma precipitada durante un minuto, tratando de controlar su ritmo cardíaco. 

  — Muy bien por el dato, sería mucho más interesante si te lo hubiese preguntado, pelo pincho —respondió el rubio sin mirarle—. Date prisa y acelera.

El chico con cuernos hizo un puchero y soltó un quejido inaudible para su amo —. ¡No me llames así! ¡Además, nuestras cabelleras se parecen bastante!

— ¿Estás tratando de ofenderme? —cuestionó ya el mayor, frenando y dándose la vuelta para fijar su vista en los ojos del pelirrojo, alzando una ceja.

— ¿¡NO...!? ¿Tan horrendo es mi pelo? —Kirishima colocó sus dos manos en su cabeza, palpando desastrosamente esta, sus largas uñas color negro chocaron entre ellas.

—  Sí. —Respondió firme Bakugou, clavando su perspectiva de visión en la sesera de su sirviente.

— ¡Eres cruel! 

— Deja de lloriquear de una puta vez. ¿Quieres que te asesine de verdad?

Kirishima negó con la cabeza, asustado. 

[...]

Después de una larga caminata en la pradera y algunos comentarios sueltos del semidragón que lograban perforar como un taladro la cabeza de Bakugou, llegaron a un hermoso campo plagado de diferentes tipos de insectos y flores, los ojos de Kirishima brillaban.

— Wow... esto es genial. Huele a libertad —susurró de forma suave el chico, trazando una fina sonrisa en su rostro, contemplando con total admiración el paisaje.

Cuatro veces más [Kiribaku]Where stories live. Discover now