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A Sero le dolía en el alma aquel amor correspondido.
Sí, correspondido, porque después de todo sus sentimientos eran casi los mismos que el del rubio que se sentaba frente suyo.
Ahora entendía a todas las personas que le decían que el amor no era perfecto, y que era una verdadera mierda.
Nada es como lo pintan.
—Hey, Kaminari ¿puedo hablar contigo?— preguntó una vez que habían acabado las clases, entonces, aquel ser que se había adentrado en él, hasta en lo más profundo de su alma le sonrió.
Le había dado una de sus mejores sonrisas, de esas que le dolían en el alma.
Pues no eran solamente para él.
—¿De qué quieres hablar?— preguntó el más bajo, viéndole atento.
Le dolía, joder, le estaba taladrando el alma aquella caminata casual, de la persona a la cual le pertenecía.
Pero no era mutuo, él jamás sería totalmente suyo.
Él lo sabía, y siempre se aferró a la idea de que algún día, aquellos ojos ámbar serían totalmente suyos.
—Quiero romper contigo— soltó, sin filtro alguno, solamente expresó aquello que tanto le había dolido pensar.
Y es que él jamás sería totalmente suyo, aceptó ser novio de aquel chico que ya tenía otro amor, del cual, ya era su pareja oficial, y que aceptaba la forma de amar de aquel rubio chico.
Podía amar a dos personas por igual.
¡Pero él no sufriría, no tenía porqué hacerlo!
¡Tenía otra persona que le amaba! ¡Su corazón no era totalmente suyo!
—¿Ah?— lo vio pararse de golpe, el azabache intentó ser lo más fuerte posible, y le miró sin expresión alguna.
Tal vez dolido, sin embargo no doblegaría.
Pero, ¿por qué lloraba? ¿por qué le veía como pidiéndole una explicación?
Él no era el malo de la historia, solamente quería dejar de dañar a su pobre e inseguro corazón.
Vio como el chico frente suyo comenzaba a llorar, y que sus ojos le pedían una explicación a aquellas palabras.
—¿Por qué?— murmuró dolido.
¡No debería de ser así! ¡Tenía a otra persona! Sin embargo, él se quedaría solo.
—Kaminari, es lo mejor...— se sentía tan estúpidamente egoísta, de desear que fuera solamente para él.
—¿Solo así? ¿No importa lo que yo sienta?— debía de mantenerse firme... no debía mostrar debilidad.
Una triste lágrima se le escapó, recorriendo toda su delgada mejilla.
—Porque nunca fuiste completamente mío— solo esa frase expresó... No podía seguir ahí.
Ese chico no era suyo, y jamás lo sería.
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