DESTINO || RIGAN

Capítulo dieciséis

    Estuvo largo rato buscando información sobre "sacarse de encima a la pareja molesta de uno de tus padres", sin encontrar algo que tuviera al alcance. Para las opciones que le ofrecían necesitaba cosas que no tenía, ¿qué, acaso esto era una película de Navidad donde un niño tenía que combatir a ladrones y tenía todo en su casa? Suspiró, recordando que por su padre debía tratar un poco más. Volvió la vista arriba, su padre estaba ayudando a Negan a servir lo que había preparado, Judith le miraba con parte del mantel en su boca. Se rió de ella y los hombres le miraron, los vio hablar por lo bajo.

—Tiene hambre, papá —anunció, mirándolos—. Y yo también.

—No te preocupes, te aseguro que va a ser la mejor mierda que vayas a probar en tu vida —el más alto aseguró, riendo en el camino a la mesa.

Guardó silencio, le quedaba esperar que lo que haya preparado estuviera horrible, lo suficiente como para que su padre le dijera que no necesitaba a alguien que no supiera cocinar para sus hijos. Aunque sabía que no diría eso. Pero el momento nunca llegó, incluso después de probar la comida, nunca apareció un mal sabor, mala cocción o lo que fuera. El Spaghetti de Negan sabía a gloria y eso le molestaba. Le vio ansioso por una respuesta, y le sorprendió que le importara tanto la opinión de un niño que lo odiaba. Su padre también esperaba algún comentario.

—¿Y? ¿Qué tal sabe, hijo? —preguntó Rick. Carl no podía responderle, le invadían los nervios por la repentina atención que le dieron, tan sólo por una respuesta. No es que quisiera seguir en modo rebelde, solamente no le salía articular algo que dejara a ambos adultos satisfechos.

—¿Qué rayos es esa pregunta? —intercedió Negan—. Por supuesto que es la mejor comida que el niño haya probado jamás —sentenció. Quiso refutar, pero notó que lo había hecho para que se sintiera tranquilo, sin obligación alguna. Quizá el mayor le caía un poco bien ahora.