You Found Me, Yuuri

El plan perfecto para la pareja perfecta

Narra Yuuri.

Veía pasar la noche ante mis ojos, horas y horas pensando en absolutamente nada y a la vez todo. Preguntas y muchos futuros inciertos me cremaban el cerebro.

Sentía miedo. Miedo al rechazo y a quedar como un loco, sin embargo, una emoción fulgurante me envolvía, millones de cursilerías me recorrían la cabeza, porque siendo honesto conmigo mismo, no soporto más que Viktor y yo no podamos ser algo en público. Él me dijo que cuando fuésemos novios le diríamos a todos, pero hasta entonces, quiere mantener todo en secreto.

Pero ¿Cómo?, ¿Cómo puedo pedirle ser mi pareja si nada es lo suficientemente bueno? ¡Nada! Mi mente merodeaba de un lado a otro en respuestas, y cuando por fin creía que lo tenía, ¡Puf! ¡Se esfumaba!

¿Llevarlo a comer? Muy cliché, ¿Una romántica caminata a la luz de la luna? Eso lo hacíamos prácticamente todos los días, entonces ¿Qué es lo que haré? Quiero algo que nazca de mí, algo que él pocas veces haya visto, un gesto tan romántico que ambos lloremos si es necesario.

Una canción.

La palabra de siete letras se repetía una y otra vez en mi cabeza. Canción, canción, canción, ¡Eso es! ¡Una canción! ¡Puedo tocar algo para él!

Todo cobró un repentino sentido y mi mente estaba tan clara como el agua, ¿Cómo no se me ocurrió antes? Cantarle algo cumplía con todos mis requisitos para la propuesta, algo romántico, pocas veces visto entre nosotros y algo que rara vez yo haría, ¡Es perfecto! ¡Además, será un hermoso recuerdo de Japón, volveremos a Rusia pasado mañana y no puedo perder la oportunidad!

Exaltado, salí de la cama de un salto y me fui directo a internet. Ya sé exactamente que le cantaré a mi príncipe. Solo me faltan los acordes de la melodía...

Horas, ¡demasiadas horas! Buscando y afinando, y cuando por fin me sentí listo, una bomba de problemas me cayó encima. Mi familia.

¿Cómo le diré a mi madre todo esto? ¡Mari tenía razón! Decirle que hice a Viktor... Decirle que me terminé enamorando de él no sería tan fácil como una ecuación matemática de segundo grado sin calculadora y exponente negativo.

Oh no.

Mientras más me hundía en mi pensamiento, sentía más y más remordimiento, y terror incluso. No sentía esa emoción de antes, ahora tenía miedo, y tristeza por lo que le hice a Viktor... No es como si fuera un error como tal, pero sí lo cambié.

Al ser tan querido por mi madre, es aún más difícil hacer esto, sentencié a Viktor a lo mismo que a mí, no poder tener más hijos y a sentir un montón de inseguridades por prejuicios sociales... Pero, no me pienso echar para atrás.

Ya decidido por completo, miré por una última vez el reloj, aunque realmente no fue necesario porque la tenue luz del sol se asomaba por la ventana. Hoy será un día duro.