2.

1.7K 110 161
                                    

¡Holi! Antes de empezar me gustaría advertir de que en una parte del capítulo se va a hablar del abuso y la mezcla de medicamentos, no es nada demasiado significante pero bueno, si alguien piensa que le podría afectar que no lo lea por fi :( o que lo lea bajo su responsabilidad. Muchas gracias por leerme, ahora sí, a disfrutar del capítulo.

Lucy, te lo dedico, por animarme a seguir escribiendo esto con tus tweets💖

...


Raoul se caracterizaba por ser una persona valiente, sociable y, como su madre siempre decía, no tenía vergüenza ni la conocía.

Pero, al encontrarse delante de la portería del edificio de Agoney, tuvo que suspirar un par de veces, haciéndose el ánimo de tocar al timbre.

"Di que todo esto tan solo es un vendaval y me haré cometa.
Di que todo esto tan solo es una canción y caeré rendida".

Paró el Spotify y se quitó los auriculares, guardándoselos en un bolsillo.

No era que no quisiera estar allí, claro que quería...Era su oportunidad para ganarse un punto extra y, además, conocer a Agoney.

Pero no podía no estar nervioso, no podía dejar de sentir un pequeño cosquilleo en el estómago, no podía apartarse la incertidumbre de si todo iba a salir bien o mal ya que, la última vez que habló con el canario en aquellos baños del instituto, no salió demasiado bien parado.

Y es que Raoul tenía que aprender a controlarse, a actuar más con la mente que con el corazón. Pero, por mucho que lo intentara, no podía, él era así...Y le encantaba serlo.

Se pasó las manos por el pelo un par de veces y, antes de pulsar, comprobó el mensaje que le había mandado Agoney el día anterior.

"Segundo piso, puerta 7, ahora te mando Ubicación".

Pulsó el botón 7 del telefonillo dos veces y esperó.

-¿Diga?-escuchó la voz de Agoney.

-Soy Raoul-habló.

-Sube.

Abrió la puerta cuando un zumbido le avisó de que ya podía hacerlo, entró y, aunque había ascensor, subió al segundo piso por las escaleras.

Con pequeñas zancadas y con la vitalidad que era habitual en él, se encaminó hacia arriba y, al llegar al último tramo de escaleras, le vio apoyado sobre el marco de la puerta.

-Hola-sonrió acabando de subir los dos últimos escalones.

-Entra-le contestó el otro chico.

El moreno se apartó y dejó que Raoul entrara a su casa, cerrando la puerta tras él.

Raoul no pudo evitar fijarse en que Agoney se había cambiado de ropa. Había sustituido sus típicos vaqueros pitillo negros con los que había aparecido ese día por el instituto por unos pantalones de chándal grises y su camiseta negra había sido remplazada por una salmón un poco más holgada. Así estaba más casual, más relajado, más él, más guapo.

-Vamos a mi habitación.

Raoul asintió y Agoney empezó a caminar por el largo pasillo por el cual estaban distribuidas todas las estancias y, aunque no llegaron hasta el final, Raoul supuso que allí se encontraba el salón.

XOXO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora