TRECE (Maratón 2/3)

102 17 2
                                    

Foto multimedia (Michelle)

L.A

Si antes la cosa era incómoda, ahora es para llorar.

Meegan recoge todas sus pertenencias a la velocidad del rayo. Se pelea con la cremallera de la mochila y llora desconsoladamente. Me apoyo en el umbral de la habitación que comparte con Slash y me miro esta escena con tristeza, pero, ¿Qué puedo hacer? ¿Echarme a llorar y decirle que no quiero que lo deje porque a él le va a venir una depresión y eso afectará a la banda? ¿A Axl? No puedo hacer eso.

- Bueno. - sonríe sin ganas - Esto ya está.

Suspiro y la abrazo.

No se puede ir. Si ella se va, yo me quedo aquí con un hombre destrozado y un Duff desagradable. Arrugo la frente decepcionada. Tampoco le voy a decir eso, bastante duro debe de ser para ella.

Ahora que lo pienso, Duff tampoco me ha prometido un hogar permanente; solo han pasado algunas coincidencias que han prolongado que me haya hospedado aquí hasta ahora.

- ¿Dónde te vas a alojar?

Lucha contra ella misma para no llorar.

- Mi hermana tiene una habitación de invitados cojonuda. - Se encoje de hombros.

Asiento poco convencida y la acompaño hasta la cocina; al lado de la puerta.
Ella empieza a recoger sus abrigos con rapidez, como si temiese que Slash vaya a aparecer en cualquier momento.

Chasqueo la lengua. No puede hacerle eso.

- Oye... - Le cojo la mano evitando que ella abra la puerta. Suspira temiendo enfrentarse a lo que no puede controlar. - ¿No pretenderás irte sin darle ninguna explicación a Slash, no?

Los rubios pelos de Meegan se pegan en su cara a causa del sudor. Mira hacia la pared, evitando hacer contacto visual con mis ojos acusatorios.

- Ya han pasado tres horas, va a volver, y si lo hace no va a permitir que se lleve a cavo mi huida.

Parece avergonzada.

Esta decidida.

- ¿Vamos a volver a vernos? - Pregunto en un susurro, atemorizada. No puede irse.

Sacude la cabeza.

- ¿Qué? ¡Por supuesto que sí! - Se le humedecen los ojos y me abraza - No vuelvas a dudar de eso nunca más.

Acaricia el pomo de la puerta.

- ¿Sabes? - Me pregunta sin girarse - Eres la persona más parecida a la idea de amiga que he tenido nunca. ¡Y casi ni nos conocemos!

Mi río, al igual que ella, y siento como mis ojos se cristalizan también. Que dramática que soy.

- Que yo recuerde, tu eres la primera amiga que tengo. - Soy sincera - Patético, lo sé. - Me río.

Ella se da la vuelta, con una sonrísa de oreja a oreja.

- Eres muy rara, amiga. - Arruga la naríz con suabidad, dicho eso abre la puerta.

MATTER OF TIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora