Zombieconomía - Lección 2ª

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-Pues lo que te decía -continuó Mónica, quizás con la lengua un tanto enredada-. Que no es sólo que los políticos sean unos chorizos, que lo son. Sino que la estructura y fisiología de un gobierno y una organización mafiosa son casi idénticas. Hay estudios serios que así lo describen.

-¡Ajá! -asintió Antonio, y apuró también su copa.

-Por ejemplo. Tenemos a F.G. Bailey, un antropólogo británico especializado en estudios de política local y social, que fundó la «teoría del juego político». Para ello se inspiró en los relatos de un tal Joseph Valachi, un mafioso supuestamente arrepentido que contaba en un programa de telebasura las reglas del juego que regían el crimen organizado en los Estados Unidos.

El camarero llegó y rellenó las copas de Valdepeñas. Mónica bebió un sorbito.

-Pues el tal Bailey este -continuó- se dio cuenta de que la diferencia entre el juego de la mafia y el juego de la política sólo era una cuestión de matiz. Se diferenciaban en el tanto por ciento de reglas pragmáticas y reglas normativas de cada juego.

Antonio asintió. Bebió más vino.

-Te preguntarás que son las reglas normativas y las pragmáticas, ¿no?

-No. Pero imagino que me lo vas a contar -replicó Antonio.

Ella rio, sus mofletes subieron de rojez y se echó a la boca el último boquerón en vinagre del plato.

-Las reglas normativas son las que se declaran públicamente, de manera ostentosa y rimbombante, como sólo los políticos saben hacer. Normalmente son cuestiones de ética, aunque en realidad no significan nada. Son pura fachada. Ya sabes, el PEPE o el PESODE proclamando leyes de transparencia, pactos anticorrupción, creación de entidades fantasmas como la autoridad fiscal independiente, y demás zarandajas que ni ellos mismo se creen. En realidad, sólo tratan de ponerle trabas a la competencia.

-Eso me suena.

-Claro. Luego están las reglas pragmáticas, que son las que de verdad cuentan a la hora de ganar el juego de la política. Son la parte maquiavélica del asunto, lo del fin justifica los medios, y lo de mejor pego yo la puñalada por la espalda antes de que me la den a mí. Esas reglas nunca las cuentan en público, como puedes imaginarte. Aquí no se busca quedar bien ante los votantes, sino cómo puedo ser más eficaz en darle la dentellada a la oposición.

-El juego real entre bambalinas, vamos -dijo Antonio.

-Exactamente -Mónica palmeó la mano de Antonio sobre la mesa llena de platos vacíos -. Para ser un funcionario de la SECOP no eres tonto del todo.

-Halago recibido y archivado.

Ella volvió a reír. Luego volvió a darle otro trago a la copa de vino.

-Pues según esta teoría, en la política deberían primar las reglas normativas sobre las pragmáticas. Mientras que en el crimen organizado sería al contrario, ¿no?

-Elemental, mi querido Watson.

-Pues el problema es que no. Siempre que alguien alcanza el poder, se produce irremediablemente una corrupción, tanto de los individuos como del partido. Se pasa cada vez más a las reglas pragmáticas y las normativas se dejan sólo para los mítines y las ruedas de prensa. Los valores se basan cada vez más en la cartera, no en la ética.

-Evidentemente, mi querido Watson.

-Con lo cual, tarde o temprano, cualquier formación política acaba transmutándose en una mafia -dijo Mónica con seriedad algo etílica-. En nuestro país, esa situación ha llegado a cotas casi sublimes.

-¿Sublimes? -replicó Antonio.

-Claro. Sublimes. Hace tiempo que en este país nos encontramos en manos de mafias, que no son la siciliana ni la rusa, sino la de los partidos políticos. La corrupción política impregna casi cada rincón de nuestra sociedad. La autoerigida élite extractiva de este país lleva tanto tiempo ejerciendo sus corruptelas sin que nada ni nadie les estorbe, que la corrupción ha pasado a ser el sistema en sí mismo. El cambio de gobierno nunca sirve de nada. Un partido hace y dice exactamente lo mismo que el anterior.

-Pues no te digo que no, la verdad.

-Claro que no. Así nos encontremos como nos encontramos. Por supuesto, con el beneplácito del poder judicial, que está sometido como un corderito lechal al poder político-económico. Como es de esperar, los verdaderos delincuentes de nuestro país gozan de casi total impunidad. Por mucho que trapicheen, nunca les pasa nada. Y lo más triste de todo, es que seguimos tragando como si ese fuese el modo natural de las cosas. El PEPE y el PESODE, los dos partidos más corruptos de España, siguen siendo los más votados. No debería ser así, hay otras maneras de hacer las cosas. En otros países también hay corrupción, pero la mierda siempre parece más espesa en el nuestro. Es muy triste, pero así nos va. Mientras no cambiemos eso, seguiremos siendo un país de tercera. Eso nos pasa por darle poderes de superhéroes a tipos que en realidad son unos desgraciados trapicheros, como la mayor parte del resto de españolitos.

Mónica asintió con gravedad y le dio otro trago al Valdepeñas.


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Fragmentos de la novela IBERIAN PARK, la respuesta zombi a la crisis, en concreto los correspondientes los capítulos Palco.6 y Palco.7.

Una novela única que te permitirá contemplar la realidad en que vives (el sistema monetario) desde una perspectiva diferente.

Y sí, es una novela de zombis. Así que encontrarás tripas y sesos desparramados a mansalva. Y muchas otras cosas más que no te imaginas.

Puedes encontrarla aquí: http://goo.gl/SiQMZG


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