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-Izuku-
-Midoriya, para servirle- continúa la frase el peliverde,gesticulando con ambas manos y siendo observado desde arriba por una disgustada castaña.

Sabía lo mucho que le desagradaba que hiciera eso.

-¡Izuku-kun!-chilla la joven, frunciendo el entrecejo,y poniendo los brazos en jarras, haciendo un gesto de puchero,y fingido enfado.Uno que, tras unos segundos, decide romper.Y en su lugar es reemplazado por una  típica  sonrisa de "tú ganas ésta vez" que brota espontáneamente de sus labios, y sin pensarlo demasiado,tras observar su reloj de muñeca notando que falta poco más de una hora para su siguiente clase,decide acompañar,recostándose sobre la hierba,
al lado del peliverde de rizos, que le restó importancia a todo el asunto previo y asintió en silencio con otra sonrisa.

Era una tarde agradable y casi primaveral, aunque estuvieran en los primeros días de otoño.

De su bolso,la castaña sacó una pequeña bolsa de madera con un logo verde y blanco de una mujer impreso en él, e izuku observó por encima de su hombro algo curioso,y tras unos segundos sus ojos se iluminaron.

-¿Acaso es...?-indagó el peliverde con sus esmeraldas bien abiertas y tan brillantes que parecía un niño pequeño,recibiendo entre sus manos el pequeño envoltorio que la castaña le hacía entrega.

-Vanilla Latte y un gateaû.Tú desayuno de parte mía y de tú madre-sonrió de lado y añadió-que lo disfrutes y ya me debes tres-rió con frescura la castaña.

Izuku en menos de dos segundos estaba abriendo la bolsa para meter sus manos dentro y sacar el contenido alegremente.

"Tan radiante"  ése pensamiento cruzó por la mente de la joven y la tomó por sorpresa,casi de imprevisto, pues se encontró nuevamente admirando al joven de pecas con ternura.
Se reprendió mentalmente por ése pensamiento sacudiendo su cabeza hacia ambos lados.

-¿Sucede algo?preguntó el peliverde ignorando el desastre mental del que su amiga era presa.
-Si-respondió-sucede que tienes migas en la comisura de los labios-dijo y extendió su dedo índice por sobre la comisura de los labios de éste para retirarlas y luego ponerlas en su propia boca.
El gesto tan peculiar como íntimo no tomó por sorpresa a izuku en lo absoluto,pues ambos estaban acostumbrados a la mutua compañía desde pequeños y éste y otros gestos eran parte de su rutina cotidiana.

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Ochako disfrutaba de la mutua confianza que había entre ambos, y que habían forjado,a causa de gustos y disgustos, a lo largo de sus años de amistad.
Un compañerismo,camaradería y lealtad singular.

Un lazo tan fuerte y genuino que muchos envidiarían.
Ochako de pronto,y como una bofetada mental,recordó el motivo real de por qué se encontraba allí.

-No tenías por qué romper todos los ventanales,izuku-kun-reprochó ella ahora con un gesto más relajado,volviendo a estirar una de sus pequeñas manos y disponiéndose a jugar con algunos rizos del cabello contrario.
Aquel gesto podría parecer a los ojos de los desconocidos y transeúntes,  como una profunda muestra de afecto,y es que en parte lo era,pero para ochako e izuku,quienes se conocían bien,resultaba más como un consuelo para la compleja situación del peliverde.
La mirada color chocolate de la castaña indagó en las esmeraldas ajenas buscando una respuesta a su comportamiento durante algunos segundos y luego sin poderla encontrar,la alejó,observando el cielo. 
Izuku por el contrario,volvió su vista al frente.

-No tenía... Pero quería, ochako-chan-susurró por lo bajo.

En el fondo, izuku sabía que su amiga sólo velaba por su bienestar y él en cambio, no hacía más que traerle incontables dolores de cabeza.

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⏰ Last updated: May 18, 2019 ⏰

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