Capítulo 17. | Un mero juguete.

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Club Dolce Chaos. 2:00.

Zara Di Angelo.

Quince minutos después Cezar salió en mi búsqueda, a pesar de haber pasado tiempo, notó mi cara ruborizada y para ocultar mis nervios, me inventé a medias que tenía demasiado calor. No se lo creyó, aun así, me ofreció un cigarro y se quedó a mi lado.

— Es mejor que intentes mantenerte al margen de mi hermano, eso es lo que te mantendrá segura, ¿sabes?

Me ofreció el mechero y fingí no saber de lo que hablaba, encendí el cigarro y me lo llevé directo a los labios. No podía negar que me recorrió un escalofrío.

— ¿Al margen? ¿Cómo podría?

A pesar de que ya sabía cómo, quería entender por qué me decía eso ahora. Me observó de arriba a abajo y soltó el humo lejos de mí.

— Lo digo por tu bien, a él le gusta jugar y que le den juego, tú indirectamente se lo das. — Volvió a tomar una calada. — Necesita constantemente un estímulo y cuando le aburras, se deshará de ti.

Lo miré con el cigarro a medio camino de mis labios, el aire del exterior me estaba helando la piel, las manos y todo lo visible, pero, sus palabras también hicieron que se me helase el interior completamente. ¿Por qué me decía eso?

— ¿Estás diciendo que me ve como un estímulo para él? — Suspiré. — Yo no tengo nada que ver en su juego, de hecho, no quiero. — Dije para convencerme más a mí que a él.

— Estoy diciendo que no le des lo que quiere, necesita ese estímulo, le encanta ese juego previo a cazarte. — Acercó su gran cuerpo al mío susurrando cada sílaba. — Y cuando lo haga, fin del juego.

Tragué sin darme cuenta, su cercanía y la conversación me habían puesto nerviosa. Sabía que la palabra « Fin del juego » quería decir: « mi final ».

¿Entonces cuál era la solución? No parecía ser una persona que se cansase pronto. Parecía una persona la cual si le aburres acaba contigo y si le das juego también.

Mi final parecía estar escrito. No quería acabar así ni de ninguna manera con él.

Tomé una larga calada y cuando solté el humo, intenté soltar todo lo que tenía dentro. Seguía repitiéndome a mí misma que en cuanto estuviese con mi hermano me alejaría de ellos todo lo que pudiese.

— ¿Cómo mantenerme alejada si me habéis traído con vosotros? — Dije después de un rato.

— Eres inteligente. Sabrás cómo hacerlo, sólo esperemos que no sea demasiado tarde y no te tenga ya bajo sus hilos.

No dije nada. No sabía qué decir.

— De todas maneras, estaré aquí, si ocurre algo, ya sabes. — Aseguró en el momento que Dante salió en nuestra dirección.

Lo miré aún cuando éste se giró para hablar con Dante, estaba claro que Cezar casi siempre intentaba hacer lo mejor, pero, aun así, no entendía muchas cosas, como, por ejemplo, qué hacía en un mundo como ese. Creo que era el único con el que tenía cierta confianza y me aliviaba el hecho de poder contar con alguien a partir de ahora.

— ¿Zara? Matías te quiere conocer. — Avisó Dante en mi dirección. — Ha insistido bastante.

Suspiré tirando el cigarro a la papelera y asintiendo, me giré y los tres entramos de vuelta al club. El ambiente no tardó en invadirme de nuevo, esta vez había un chico en la tarima y observé extrañada por ser la primera vez que veía aquello. El chico —semidesnudo— se movía lentamente al ritmo de la canción "Dusk Till Dawn" de Zayn, tenía los ojos cerrados, como si estuviese sintiendo todo muy intensamente, igual que la otra chica era hipnótico. Después de ver aquello seguí arriba a los chicos, éstos entraron en un reservado, rodeado de cristaleras tintadas de negro y en su interior, se encontraban dos chicos y dos chicas a su lado sentados en dos sillones de terciopelo, en el medio una mesita redonda con varias bebidas que supuse eran alcohólicas. Éstos se estaban riendo y no pude distinguir quién era Matías hasta que mencionó mi nombre con un notable acento mexicano.

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