XVI. - Hija

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AGONEY

Un mes, 30 días en los que la monotonía cansaba y los libros pesaban más de la cuenta. Noviembre se había ido en un chasquido de dedos sin saludar ni despedirse, y con él una cantidad inmedida de exámenes y trabajos, más los que aún faltaban en Diciembre y sus escasos 21 días de clases.

Lo único relevante del onceavo mes del año habían sido las pequeñas salidas con Raoul y Nerea los fines de semana, ya que no contábamos con más días para hacerlas. El rubio había decidido empezar a tomarse con más seriedad los estudios, intentando aplicarse el menos en las asignaturas troncales : Lengua, Latín e Historia de España.

Hoy era 2 de diciembre, lo que significaba que comenzaban a verse las decoraciones y carteles de Navidad que habían realizado los de Dibujo Artístico y los del Técnico, dándole un ambiente más acogedor a ambos edificios, aunque los niños de el primer curso de secundaria se dedicaban a corretear por los pasillos y más de uno acababa en la papelera.

-Ago, ¿tienes los apuntes de Cultura Científica?.- Ricky se sentó sobre mi mesa, aplastando levemente mi estuche con su trasero.

-Los estoy pasando a limpio, pero vamos que sí. - expliqué, levantando mi vista a la de los ojos azules. - Cuando acabe te lo dejo Ricky Ri. - sonreí, dándole un toque en su antebrazo con el bolígrafo azul.

-Si es que eres el mejor. - alegó, agachándose y depositando un beso en mi mejilla.

-Su novio soy yo. - el rubio se sentó sobre mis muslos en un movimiento rápido, tocando su mejilla.

-¿Tú también quieres un besito, Raoulillo? .- el mallorquín se rió de forma exagerada, que calló tras la mirada que le echó el de ojos miel. - Ven aquí anda. - cogió su cara entre sus manos y besó su mejilla de forma sonora, dejando una marca roja sobre su pálida piel por unos segundos.

-Así me gusta. - se cruzó de brazos y apoyó su cabeza sobre mi pecho. - Estoy mimoso. - balbuceó, encajando su nariz en mi cuello e inhalando sosegadamente.

- Siempre estás mimoso, mi niño. - carcajeé, acariciando sus cabellos rubios con calma, consiguiendo que una sonrisa se trazara en sus labios.

-Cállate. - me ordenó, mordiendo mi camiseta con diversión.

-Cállame. - respondí. Raoul levantó su cabeza de mi pecho, poniendo nuestros rostros a la misma altura y mirándome con una ceja alzada.

-Te callo. - se acercó poco a poco a mi boca, cerré los ojos para recibir sus labios contra los míos, pero lo que llegó fue una mordida con fuerza en mi labio inferior.

Abrí mis ojos rápidamente y aparté al rubio de un empujón. El catalán empezó a reír de forma exagerada, apoyando sus codos sobre la mesa verde y mordiendo su labio.

-Me cago en ti, Raoul Vázquez García. - cogí el móvil de su bolsillo, poniendo la cámara desde la pantalla de bloqueo para mirar si me había hecho alguna herida, porque si algo había comprobado en este mes es que las mordidas de Raoul podían hacer mucho daño.

-No tienes nada tonto, que tan malo no soy. - me quitó el teléfono de mis zarpas y se lo volvió a guardar en el bolsillo. - Quiero besarte.

-Vas a meterte el "quiero besarte" por donde yo te diga, chiquitín. - tras mi respuesta infló sus mofletes como el niño pequeño que es y volvió a cruzar sus brazos. - No me mires así que esto es culpa tuya. - argumenté, señalando mis labios con el ceño funcido.

The Bad Boy.  {Ragoney} Where stories live. Discover now