01. Preparación, condones y exorcismo.

91 4 0
                                    

CAPÍTULOS SIN EDITAR.

Gimena

Tomo mis blusas y las guardo en mi maleta. Hoy debía organizarme porque mañana iré a España, y lo hago bien temprano para que mi madre no me regañe, y empiece a decir boludeces por no querer hacer mis maletas. Así que para evitar eso, sólo organizaré todo. Hago unos movimientos de baile mientras acomodo algunas de mis prendas interiores de repente escucho unos pasos acercándose y me detengo.Visualizo a mi hermano menor de ocho años recargado en la puerta.

—Oye, no voy a extrañarte cuando te vayas —comenta sentándose sobre mi cama.

—No me importa, de igual manera no quería que lo hagas. Y si has llegado sólo decirme eso, sabés donde está la puerta —replico firme, sin tomar importancia alguna.

—Ay, Gimena—suelta una risita—vos sabes que te voy a extrañar—comenta obvio.

—Mmm—entrecierro mis ojos y lo miro dudosa—, ¿seguro? —enarco una ceja juguetona.

—Sí, boluda —responde riendo.

—Está bien—sonrío.

—Ah, mamá dijo que me acompañes a la panadería, quiere que compremos pan—suspira cruzándose de brazos.

—Y si boludo, ¿¡A qué vas a ir a la panadería!? ¿A comprar manzana? —bromeo con ironía.

Rueda sus ojos y sale de la habitación.

Decido ir hacia la planta baja, hasta encontrarme a mi madre con ambos brazos cruzados. Ella está parada y a un lado está Chris, enarcado una ceja y sonriendo. Sé que algo malo le ha dicho para que ella se vea enojada.

—Mamá, Gimena no quiere ir a la panadería dice que le da flojera, y yo solito no quiero ir—comenta victimizandose.

Hijo de puta.

Frunzo el ceño completamente y antes de que mi madre responda tomo la iniciativa de hablar.

—No es cierto, lo que pasa es que dice eso porque no lo quiero llevar a la casa de su amigo. Porque el amigo, le ha dicho que probaran la cerveza que su padre dejó en la heladera—sigo su juego. Era obvio, no se saldría con la suya.

Mi madre lleva su vista rápidamente hacia él, y pronto lo toma de la oreja. Suelto una risita por lo bajo, nadie puede conmigo. Deja el dinero sobre la mesada y se aleja con Chris.

Llevo mis auriculares hacia mis oídos, la canción "Halo" de Beyonce se reproduce, empiezo a tararear por lo bajo. Me acerco hacia el mostrador, y veo unos ricos Cupcakes. Me derrito por dentro por no poder satisfacer a mi barriga. Pronto me atienden, puedo salir rápidamente de la panadería. Los panes estaban re calientes, y cuando más apurada estoy, mi pecho da un golpe seco contra alguien, por lo que veo son zapatillas de mina así que levanto la bolsa de pan. Uy, esto me huele a bardo y a una buena cagada de piñas.

— ¡Pero vos sos boluda o te ha...!

Cierro mi boca al instante, era mi madre.

—Más respeto jovencita, la próxima vez que digas malas palabras no dudaré ningún segundo y te lavaré la boca con jabón—me mira seria.

Trago saliva nerviosa y sólo me dispongo a seguirla. A punto de llegar a nuestra casa, mi madre se topa con una de nuestras vecinas. Resoplo por lo bajo, no me queda otra de que escuchar como pelotuda, sus chusmerios de viejas, odio cuando mi madre me hace esto. Necesito seguir haciendo mis cosas, pero no, siempre pasa alguna o alguno rompiendo las... Bueno, molestando por así decirlo. Ruedo los ojos y sigo mi camino, no tolero escuchar cómo hablan de que "una preparó un estofado, a otra que le chocó un avión o algo así". Verdaderamente, es muy, pero muy detestable.

¡Cuidado con el sapo!Where stories live. Discover now