05. Compras llenas de celos.

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Gimena

La puerta chilla al abrirse, me doy cuenta de que se trataba de una de las monjas. Ay padre mío, cómo las odio.

—Arriba, ya es tarde —esa familiar voz ronca.

Brenda y yo nos levantamos rápidamente.

—Vuelvan a su cuarto, cambiense y luego se van. Nada de llegar tarde, o su castigo será peor —ordena cortante.

Su rostro estaba completamente serio, hasta sentí que una bubi me tembló. Parece que a ambas nos pusieron un cohete en el culo, ya que salimos huyendo de ahí.

—Eso fue aterrador —suelta Brenda.

—Ni mi vieja es así conmigo.

Una hora después...

Ambas nos acercamos hacia los chicos, quienes estaban charlando tranquilamente. Alexander demasiado sexy recostado sobre la pared, y Andrés. Bueno basta, terminaré con un orgasmo con sólo verlos.

—Hola —sonrío.

—Gracias a Dios no llegaron vestidas como monjas —bromea Andrés.

—No, pero llegamos y las viejas nos trataron para el ojete.

—Ajá. Las muy locas nos encerraron —precedió mi amiga—. No pude dormir casi nada.

—Es no es verdad —intervengo—. Me re llenaste de baba y roncaste toda la noche.

Brenda me fulmina con la mira, y discretamente me golpea el brazo.

—Gimena como siempre de bromista.

Los chicos sonríen.

— ¿Cómo va tu pómulo? —le pregunto a Alex.

—Duele un poco, pero... Sanará. Estoy muy agradecido contigo Gimena.

¿Me garcharás?

—Se lo merecía por idiota.

—Juro que cada vez lo odio más. Abraham es un grano en el culo —interfiere Andrés.

¿Así que... Abraham?

— ¿Por qué lo odian tanto? —pregunta mi amiga.

—Porque se cree el mejor —responde Andrés—. Es el más popular en su facultad, y ni sé por qué.

—Es obvio, es sexy —comenta Brenda.

—Exac... espera, ¿qué? —agrega Alexander.

—Brenda ya quiere cojerlo, es normal —me encojo de hombros.

— ¿Tú también? —ataca Andrés.

—Yo lo odio, soy capaz de ir a buscarlo y romperle todo lo que se llama nariz —ruedo mis ojos.

Andrés sonríe ante eso.

—Bueno si no lo quieren... Yo sí —susurra Brenda.

— ¿Dijiste algo? —pregunto.

—Que si no duermen yo sí.

— ¿Qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando? —pregunta Andrés.

—Ella es así de rara. No le hagas caso —la excuso.

—El tema es que Abraham tiene un actitud muy jodida. Es estresante oír su nombre hasta en los pasillos de nuestra facultad —añade Andrés.

—Yo no tengo ningún problema en hacerlo desaparecer —digo.

—No queremos violencia, Gimena —replica Alex—. La situación se me escapó de las manos ayer, pero yo no soy así.

¡Cuidado con el sapo!Where stories live. Discover now