1992: Feliz Año Nuevo

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-¡Muchas gracias a todos venir! Espero veros en nuestra próxima actuación - dijo Angie coquetamente mientras guiñaba un ojo al público.

Cynthia y yo tocábamos los punteos finales mientras Alex golpeaba con fuerza los platos de la batería. El público aplaudía y, finalmente, las cuatro nos reunimos y nos dimos la mano para hacer una reverencia a modo de despedida. Las cuatro nos habíamos vestido de la misma forma: bodies negros con faldas de gasa verde. Cynthia me había peinado con un moño a lo Brigitte Bardot que se tambaleaba peligrosamente tras una hora y media de espectáculo.

-Ahora- se despidió Angie - os dejamos con Oasis. Me han comentado que los chicos no lo hacen mal. Hasta pronto y... ¡feliz Año Nuevo a todos!

Nos bajamos del escenario justo cuando los chicos de Oasis comenzaban a subir. Liam pasó a mi lado sin siquiera mirarme, pero gracias al subidón de la actuación su indiferencia no me importó. En cambio, cuando Noel pasó junto a mí noté como su mano apretaba brevemente mi muñeca. Le miré y levanté las cejas, esperando su comentario sarcástico, pero simplemente me guiñó un ojo y me sonrió de una forma que faltó poco para que me cayese por las escaleras.

Paul nos esperaba para ayudarnos a cargar nuestros instrumentos en su furgoneta, aparcada a la entrada del local. Tras charlar brevemente sobre lo bien que había ido nuestro primer concierto, Alex y Angie se excusaron diciendo que tenían compromisos en otras fiestas y se apresuraron ir a buscar un taxi. Tras despedirnos de ellas, Cynthia y yo nos miramos.

-¿No tienes ningún plan, Tara? - me preguntó.

-No - me encogí de hombros. En realidad me habían invitado a un par de fiestas, una de ellas precisamente era la misma a la que había ido Alex. Pero por algún motivo sentía que mi paso por aquella sala de fiestas no había acabado todavía.

-Nosotros habíamos pensado en tomarnos unas cervezas mientras vemos a mis hermanos tocar, ¿quieres venirte? -preguntó Paul amablemente.

-Claro- acepté, sin intentar parecer tan interesada como realmente me sentía.

Seguí a Paul y a Cynthia al interior de sala, sonriendo. Seguramente mi amiga había sido invitada a más fiestas que Angie, Alex y yo juntas pero allí estaba: celebrando el Año Nuevo con Paul Gallagher, un tipo de chico que no tenía nada que ver con sus antiguos ligues. ¡Bien por Paul!, pensé.

Al entrar, las guitarras de Oasis nos recibieron, pude vislumbrar a Liam sobre el escenario, con las manos recogidas detrás de la espalda aferrando una pandereta. Me reí, puede que estuviésemos enfadados pero me causaba ternura verlo cantando. Llegamos a la barra, el camarero nos reconoció como las chicas de la actuación y nos dio las tres cervezas gratis.

-Brindemos- sugirió Paul de buen humor - ¡Por un año 1992 glorioso!

-¡Y por las Water Nymphs! - dijo Cynthia.

-¡Y por Oasis! - añadí.

Riendo, Cynthia y Paul se abrazaron y comenzaron a susurrarse cosas al oído, así que no me vieron desaparecer entre el público para acercarme al escenario.

Logré situarme en primera fila sin mucha dificultad, aunque me fijé en que había mucha gente que parecía realmente interesada en la banda, lo cual no resultaba extraño: no sonaban nada mal. En aquellos momentos Liam cantaba algo así como you can colour my life, pero toda mi atención estaba en Noel. Su forma de tocar me hipnotizaba, estaba claro que sabía lo que hacía y sus manos no dudaban ni un instante mientras se deslizaban sobre la guitarra. Cuando le miré a la cara él ya me había localizado, sus ojos azules brillaban de una forma especial bajo las luces del escenario. Me percaté de que aquella noche estaba guapísimo, no llevaba traje pero se había puesto una camisa blanca con unos vaqueros negros y parecía más elegante que en ocasiones anteriores. Consciente de su mirada, sonreí de forma instintiva, y mi sonrisa no se borró de mi cara durante el resto de la actuación.

El repertorio de Oasis estaba bien nutrido de temas propios, aunque no faltaron versiones de temas muy conocidos con los que el público bailó y cantó con verdadero entusiasmo. Transcurridas casi dos horas, la banda se despidió finalmente y el disc-jockey tomó el relevo, pinchando en primer lugar uno de los hits del recién finalizado año 1991: Black or White, de Michael Jackson.

Los chicos de la banda desaparecieron del escenario, sudorosos, así que busqué con la mirada a Cynthia y Paul sin éxito. ¿Dónde se habían metido? Tras un par de vueltas por la sala me convencí de lo evidente: se habían esfumado. Estaba empezando a enfadarme con Cynthia por no haberme avisado de que se iban cuando, de repente, vi entre la multitud una cara conocida, la última persona con la que me gustaría encontrarme aquella noche: Louise.

Afortunadamente, la -asquerosamente guapa- novia de Noel no se había fijado en mí. Era mi oportunidad para escapar, así que traté de llegar a la puerta lo más rápido posible. Ya estaba logrando mi objetivo cuando noté como una mano me aferraba el hombro. Solté un grito, asustada, y me di la vuelta esperando encontrarme cara a cara con Louise, pero para mi sorpresa era Noel Gallagher quien me miraba, divertido.

-¿A dónde te crees que vas? ¿No pensabas venir a pedirme un autógrafo? No finjas, te he visto bailar en primera fila, chica.

-Admito que habéis estado muy bien - dije, levantando las manos en señal de rendición - pero ahora he decidido que es mejor desertar porque tu novia está aquí, ¿sabes?

Noel frunció las cejas y miró a su alrededor, haciendo un rápido repaso por la sala. Yo también miré nerviosamente por encima de su hombro, con miedo a que Louise apareciese de un momento a otro hecha una furia. La noche había sido genial y no quería estropearla peleándome con aquella salvaje. En ese momento, la canción Losing my religion de REM inundaba la sala.

Sin previo aviso, pillándome totalmente desprevenida, Noel me cogió la mano y me arrastró rápidamente hasta el fondo de la sala. Llegamos hasta la parte trasera del escenario donde había una puerta que daba al callejón trasero del local.

-¿Nos vamos? -preguntó Noel.

Seguramente en una ocasión normal hubiese encontrado mil razones para no irme con Noel. Sin embargo, en aquel momento sentí que todo aquello estaba bien, que debía empezar el año haciendo algo que realmente quería hacer. ¿Y qué era lo que más deseaba en ese preciso instante? Me aferré con fuerza a la mano de Noel y yo misma abrí la puerta.



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Me parece increíble que lleve casi un año sin actualizar la historia. Acabo de ser consciente de lo rápido que pasa el tiempo. Ha sido un año movidito para mí, pero ahora tengo mucho tiempo libre -no sé si por suerte o por desgracia- así que estoy dispuesta a acabar esta historia. Desde que la empecé tengo muy claro el final, así que me daría mucha rabia no poder terminarla. Espero que todavía quede gente a la que interese leer las aventuras de Tara y los Gallagher. Un abrazo a todos los que sigáis por aquí. Prometo continuar pronto.

Mis vecinos del BurnageWhere stories live. Discover now