4: Paseo

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   Izuku y Denki caminan delante de nosotros cogidas de la mano, de vez en cuando señalan algún monumento y dicen algo. Creo que aunque las entendieramos no sabríamos responder a sus preguntas.
  
   Kiri, aún así, lo hace.
  
   - Sí, en mil cuatrocientos...
  
   Ellas lo miran perplejas.
  
   - ¿Estás seguro?
  
   - Sí, como il chocolato italiano, es el mejor.
  
   Entonces se dan cuenta de que Kiri es un completo liante, niegan con la cabeza, sonríen y buscan información de verdad. Tomamos un helado, doble de nata y chocolate. Izuku y Denki lamen el helado con  deleite.
  
   - ¿Y bien? ¿Qué os parece? ¿Tenía razón al decir que il chocolato italiano es el mejor del mundo?
  
   Ellas asienten lamiendo el banquillo.
  
   - Huy... sí, sí ¡Cómo me gustaría ser ese banquillo!
  
   - Oye, Kiri, ojo que estoy seguro de que nos entienden.
  
   - Pues bueno, aunque me entiendan ¿Qué tiene de malo? Es un deseo... dulce.
  
   Seguimos andando, de tanto en tanto se les acerca alguno, intenta decirles alguna cosa simpática, después se va. En cambio, cuando no las dejan en paz, Izuku y Denki se vuelven hacia nosotros.
  
   - Eijiro, Katsuki... por favor...

   Pero ni siquiera tenemos que sacarnos las manos de los bolsillos, aquí la cosa funciona así: si te las has ligado tú, son tuyas y punto. No hay que pelearse. Y de ese modo seguimos nuestro paseo con esas dos espléndidas chicas delante de nosotros. Se me hace extraño. Siempre he pensado que sólo los macarras tiene éxito con las extranjeras porque son vistosos. Me planteo una duda: ¿No será que también nosotros somos unos macarras? No me da tiempo a contestarme porque Izuku  me coge de la mano.

   Llegamos a un puente. Paseamos por la penumbra de las farolas. Kiri lleva a Denki cogida de la mano, ella lo escucha, no oigo lo que dice, pero es fenomenal: un montón de chorradas en todos los idiomas del mundo.

   Kiri desaparece con Denki. Izuku me mira y me sonríe dulcemente.
  
   - Pareces un buen chico, tal vez te ha pasado algo porque se te ve un poco triste, pero en cierto modo eso te hace más dolce...
  
   No sé lo que ha dicho, pero por cómo me mira debe ser algo bonito.

   De modo que seguimos andando un poco más. Izuku se vuelve hacia mí y me da un beso en los labios. Me coge de la mano y pasamos por delante de Kiri, que naturalmente ha llegado más lejos. Esta como enroscado encima de Denki, la ha hecho sentar en la barandilla, la abraza y la besa apasionadamente. O sea, lleva saliendo más de un año con dos chicas, se ha liado hace poco con Kyoka y ahora besa a una extranjera. Supera la más optimista de mis previsiones.
   
    Decidimos ir a tomar algo. De casualidad encontramos una mesa delante del quiosco y nos sentamos. Está lleno de gente. Kiri pide algo para las dos chicas.
  
   - Yo tomaré un ron, ¿tú?
  
   - Quizá otra cerveza, una Corona si tienen.
  
   - Os voy hacer probar un chupito, ¿vale? Ya veréis, os gustará un montón, ¿estaís de acuerdo?
  
   - ¡Sí!

   Poco después llegan las bebidas, Kiri mira la cuenta.
  
   - Pero veinticuatro euros... Sí que van fuertes, estos del quiosco. Tenemos que hacer un fondo común cuando salimos.
  
   - Ah, claro- lo único común es que comemos en la misma mesa, con la excusa de que yo trabajo, Kiri me lo hace pagar todo.

   Hago el gesto de sacar la cartera de los vaqueros cuando Izuku me detiene.
  
   - No, nos gustaría pagar, al menos está ronda. Vosotros lo estáis pagando tutto.
  
   Quiere pagar. Se vuelve para coger su mochila del respaldo de la silla, pero ya no está.
  
   - ¿Me estás gastando una broma? ¿Dónde está?- pregunta a Denki.
  
   Su amiga se vuelve hacia ella.
 
  - No, no he sido yo...
  
   - Me lo han robado todo... dinero, cheques de viaje, la tarjeta, el pasaporte... hasta mi IPhone...

HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora