10. Lluvias de Mayo

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Miraba por la ventana del departamento, estaba parada junto a la cortina color guinda, las luces de los edificios se veían tan lejanas, aunque parecía que miraba hacia afuera no lo hacía realmente, miraba dentro de mi mente, repasaba los distintos planes para tener alguna pista de O'Connor, un indicio de que el fuera culpable o por lo menos estuviera involucrado. Rachel me había dado información más que valiosa para sospechar de él, pero no tenía nada nuevo, por excepción de la información escolar del pelinegro, me sentía algo culpable por no darles esa información al tío Sherlock y a mi padre. Ellos se estaban enfocando en otro caso, el señor Holmes se había aburrido con un caso de secuestros, sin embargo la investigación seguía a flote para Scontland Yard.

— ¿Por qué tan deprimida?— Percival se acercó a mí, con sus manos en los bolsillos y su cabello rizado perfectamente arreglado, me molestaba su sonrisa burlona. —No es como si me importara realmente. — Le fruncí la nariz en reproche.

— ¿Paso algo con ese chico? ¿Elrick?—Preguntó Simon mientras le daba un sorbo a su leche con chocolate. Cambiaba los libros de lugar una y otra vez en el librero.

—Te refieres a Elliot, no sucedió nada con él, y ya deja de mover los libros están en orden alfabético, al tío Sherlock no le gustará eso. — Me aparté de la ventana para quitarle los libros a Simon, este puso los ojos en blanco y se apartó del librero, empecé a meter los libros en su lugar. De uno de los libros cayo algo que parecía una hoja de papel.

— ¿Dónde está el tío Sherlock?— Simon se tiró en uno de los sofá, su cabello rubio le caía por encima de los hombros, recogí la hoja de papel, pero no era eso sino una fotografía, era de una navidad o eso parecía, por las luces del fondo y los arreglos.

—Salió a un caso...—Respondí y abrí más los ojos, estaba esa mujer de mis recuerdos, con un vestido rojo, sonriendo junto a mi padre, el reía también, vestía un feo suéter navideño. Parecía muy vieja, mi padre se veía mucho más joven, con su cabello de corte militar y no con ese semblante duro que parece que está marcado en su rostro. —Es Molly Hooper. —Susurré.

Los dos hermanos curiosos se acercaron a mi y vieron la fotografía. Casi podía sentir su risa en mi oído, un aroma dulce llego a mi nariz, inhalé aquel olor como si fuera la cura a algo.

— ¿Ella es Hooper? ¿La forense de Sant Barts? Ella es...Su sonrisa es...agradable. — Nadie dejaba de observar la fotografía, todos estábamos tan sorprendidos por ver con claridad la foto de Hopper como por el rostro de mi padre.

—El tío John luce tan...feliz. —Simon tocó la cara de mi padre, nadie podía creerlo. —Si era tan feliz. ¿Por qué no sabes nada de Hooper? Aquí parece que son buenos amigos, ¿que provocó que se alejaran?—

—No lo sé. —Puse la fotografía en la mesa, y caminé hacia la puerta, tomé mi suéter y mi mochila. —Pero lo voy a averiguar. — Salí del departamento y saqué mi teléfono. Marqué el número de Rachel.





—Pensé que eras más paciente Watson, pero veo que este asunto es importante.— Dijo la chica mientras me entregaba un folder con fotografías y documentos. La casa había tenido 3 propietarios, Adam Hooper, Robert Hooper y la última, Molly Hooper.— Puedo llevarte a la dirección si quieres, no tengo nada que hacer.—

—Te lo agradezco pero ya he tomado mucha de tu amabilidad.— Guardé el folder en mi mochila, hice ademan de abrir la puerta y ella asintió.

—Que encuentres lo que busques Rosie, y recuerda, ten cuidado con ese chico. — Hizo énfasis en la palabra ¨Chico¨, asentí y abrí la puerta. Bajé del auto y empecé a caminar por la calle.

—Y yo que pensaba que éramos los únicos a los que les pedías información...— Me sobresalté por el comentario y pegué un brinco. Percival y Simon me miraban desde un callejón, Percival con las manos con los bolsillos y Simon se rascaba la nuca.

El hilo rojo del Destino ( Johnlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora