Si alguien me hubiese dicho que en París habían villanos poseídos por mariposas negras y superhéroes con trajes extravagantes, me lo hubiera pensado dos veces antes de mudarme con mi hermano. Aunque, en realidad, no tuve opción.
¿Era el destino o la...
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"Me gustas Adrien Agreste"
No importaba cuantas veces lo leyera, aquello parecía seguir siendo un sueño. Y no porque fuese algo tan sublime que sólo podía ser creado con mis más profundos deseos, sino por ser algo que simplemente no esperaba que sucediera alguna vez en la vida.
"Estoy completamente enamorada de ti"
Cada maldita palabra de cada maldita oración provocaba en mí una extraña y creciente sensación amarga. Como si aquella carta que tenía el propósito de ser empalagosamente acaramelada estuviese espolvoreado con café molido o bañada en vinagre.
Debía sentirme agradecido, quizás alagado, pero nada de eso tenía lugar dentro de mí. Estaba desconcertado.
No era la primera vez que una chica se me confesaba por medio de palabras, incluso algunas llegaron a decirme de frente lo mucho que creían amarme.
Pero ahí estaba yo, huyendo de ellas cuando no encontraba palabras de negación en mi boca, intentando de alguna manera no hacerles sentir algo a lo que yo personalmente temía: Ser rechazado.
Entonces llegaba a casa a analizar cada ridículo movimiento que mi antisocial persona había hecho solo para darme cuenta que quizás el daño que causé había sido peor. Las volvía a ver en la escuela, llorando en los brazos de sus amigas, evitando mi mirada cada que volteaba preocupado, y nunca había tenido el valor de acercarme y decirles que no podía corresponderles porque mi corazón le pertenecía a alguien más. Probablemente una de las mujeres más amadas de todo París. Engel.
Y Hazel... ella era demasiado especial para mí como para que la tratara de igual forma. Con ella no podía permitirme huir como un cobarde. No otra vez. Pero tampoco podía causarle alguna forma de daño, por más que en estos momentos estuviésemos un poco distanciados.
"Desde el momento en que te vi, supe que eras mi otra mitad"
Todo, absolutamente todo, lo sentía tan ajeno a lo que yo pensaba de ella.
