Parte 3: Los matrimonios

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Ella contrajo matrimonio a temprana edad con un empresario próspero que había heredado la fábrica de galletitas de su padre.

Al poco tiempo del enlace la Sra Closky dio a luz a dos saludables varones, Manuel y Víctor , aun así el nacimiento de los mellizos no alcanzó para evitar el deterioro de la relación, que desgastada por una gran diferencia de edad y de creencias culminaría en una inevitable separación.

Los hijos del matrimonio no vivían con ella había preferido el dinero y las comodidades de una ostentosa casa de campo que les ofrecía el vivir con su padre.

Al año y medio de separarse de Adolfo Neante su primer marido, ella en una visita a la exposición Ganadera que se realizaba todos los años en un predio Palermitano conoció al Sr Pablo Dogueira.

Pablo era un tipo sencillo, honesto, piadoso, y amante de los animales. Se dedicaba a la cría y exportación de caballos árabes, en un campo a las afueras de la Provincia de Buenos aires.

Su "hombre" como lo describia la Sra Closky lo era con todas las letras, con él había conocido el verdadero amor, pero de aquel gran amor, solo le quedaba el recuerdo.

Al cumplir cuatro años de su segundo matrimonio, Pablo tratando de rescatar un curioso ternero que se había caído en un pozo, recibió un golpe en la cabeza del gancho de la grúa con que pensaban liberar al animal de aquella trampa. Horas después, producto de un derrame cerebral masivo falleció en el pequeño hospital del pueblo.

No solo miles de bellos momentos compartidos recibió la Sra Closky sino también su bebe y una enorme y codiciada fortuna pero todo aquello no podría cubrir la ausencia que le provocaba su perdida.

Adolfo Neate nunca había terminado de asimilar la separación de su mujer , y cuando se enteró que ella había reiniciado su vida con un importante empresario intentó emular a este. Mal asesorado se embarcó en un supuesto gran negocio, la siembra de truchas, en unas propiedades que poseía al este de la provincia de Entre Ríos.

Todo aquello fue un desastre y lo terminó llevando a la ruina , debió rematar la fábrica de galletitas y solo le quedo su casa de campo y un BMW que comenzaban a evidenciar un importante deterioro. Cegado por los celos se dejó llevar por una nefasta estrategia, pero al fallecer Pablo sintió que la vida se encargaba de darle una nueva oportunidad de acercarse a ella y solucionar sus problemas económicos.

Él nunca había conocido realmente los valores de la Sra Closky, a pesar de que gozaba de una importante fortuna, ella pasaba parte del día trabajando en la agencia telepostal y manejando su vieja pero restaurada a nuevo, Rambler cross country por la cual tenía un especial afecto, por haber pertenecido a su abuelo que al morir se la había dejado a su padre.

El SecuestroWhere stories live. Discover now