Selene Vanderwald es una PotterHead. La chica recibió la carta a la edad de once años. Con sus cuatro hermanos, la chica viaja a Londres, donde conoce a la familia Potter, con quién se quedan. Alex, Cepheus y Helena se convertirán en la base de la f...
Luego de unos largos meses de clases, llegó la hora de decir adiós todos; más a Camila. Agnes, la mejor amiga de Camila, se alegró bastante al saber que me iría. Que perra. Mis notas habían bajado bastante, pero sin llegar a un punto malo. Era medio normal. Agnes me dijo cuán feliz estaba de que me fuera del país. Aún más perra.
Mientras yo me vestía, me miré al espejo y ví que me había vestido así:
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Mi cabello negro estaba brillante y mis ojos estaban más verdes que nunca. Okey... suena un poco a creída, pero así soy yo. Una creída.
Me volteé para ver el reloj y me di cuenta que eran las cuatro de la mañana. Era un poco temprano; debíamos salir de aquí a las cuatro y media para estar allí a las seis de la mañana y luego después de tres horas esperando allí, irnos a Londres en un vuelo directo. Cuando mamá nos dejó en el terminal de buses, nos sentamos a esperar el bus. El cual nos llevaría al aeropuerto. Cuando al fin llegó el bus, fuimos los primeros en subirnos y me fijé que Helena iba vestida así:
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Seguimos caminando por los "pasillos" del bus hasta que llegamos a nuestros puestos. Me senté junto a Helena y Cepheus y en unos minutos, los dos ya se habían quedado dormidos, puse una alarma a la hora que llegaríamos.
BIPBIPBIP
La alarma me hizo despertarme y apagarla de golpe. Me senté y vi que estábamos a punto de llegar. Me apresuré en despertar a mis hermanos. Cuando nos bajamos, caminamos hasta llegar dentro del aeropuerto. Luego de pasar todas las medidas de seguridad, llegamos al lugar de espera. Le dije a Alex y a Daniel que se quedaran mientras que yo, Helena y Cepheus íbamos a comprar comida. Para cuando nos subamos al avión.
Entramos a una tienda que no conocía que estaba casi llena de solo dulces. El paraíso para niños de once años como lo eramos nosotros. Compramos bastantes dulces y casi todos los guardamos en las mochilas. Aproveché de comprarme un libro para leer cuando me aburra en el avión.
Las tres horas pasaron más rápido de lo que me esperaba. Y cuando llamaron a los pasajeros de nuestro vuelo, fuimos los últimos en entrar al avión. Nos sentamos en nuestros asientos: que estaban en el fondo del avión. Tan pronto nos sentamos, Helena sacó su teléfono y lo puso en modo avión. Hice lo mismo.
Mientras estábamos en el vuelo; Helena se largó a llorar; olvidé que tenía acrofobia. Mientras Cepheus le daba un torpe y vergonzoso abrazo, Alex y Daniel me miraron mal por olvidar que la chica le tenía fobia a las alturas..., y por dejarla que se sentara junto a la ventana.
Debo aceptar que el viaje fue el viaje más tedioso de toda mi vida..., y el primero de toda mi vida.
