Eres mía

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MARATÓN 3/3

Se estaba cambiando en su habitación cuando Perrie entró en ella.

—Jade...— Ella se volvió lentamente. Perrie había cerrado la puerta. —¿Qué te pasa? —le preguntó.

—¿Perdona?—

—No me puedes tratar como si yo fuera la mujer invisible sin hacer sentirse incómodos a nuestros huéspedes. La hospitalidad es un asunto muy serio para todos los griegos, algo que llevamos con orgullo y placer. Una esposa que se comporta como tú lo has hecho es una vergüenza.— Jade se estremeció y apretó los dientes. —¡Y no te atrevas a mirarme así!—

—¡Tal vez debieras haberle pedido a Lydia Connell que fuera la anfitriona en mi lugar!—

—En eso tienes razón. Lydia nunca me haría esto delante de mis amigos.—

—Eso ha sido algo muy bajo, Perrie...—

—Ninguna mujer me trata como tú lo has hecho hoy. Tuvimos una discusión estúpida y yo me disculpé sinceramente por la parte que me tocaba. ¡No tengo ni tiempo ni paciencia para aguantar la forma en que te estás comportando ahora!—

—¡Vete al carajo! —exclamó ella dándole la espalda.

Perrie la agarró por un brazo y la hizo volverse, mirándola fijamente.

—¿Es que no tienes principios? ¿O es solo que no te gusta tu propio sexo? ¿Me he ganado esto solo porque Leigh-Anne ha estado bromeando conmigo en el almuerzo?— Jade estaba temblando.

—No sé de lo que me estás hablando.—

—¡Ni siquiera has podido hacer tampoco como si perdonaras a Jesy! ¿Es porque una vez estuvo enamorada de mí? Quiero saber cuál es el problema. ¿Son los celos lo que te hace actuar asi?—

—Será mejor que bajes a hacer compañía a nuestros invitados...—

—André y Leigh saben que estoy loca por ti. Dios mío... ¡No iré a ninguna parte hasta que no me digas lo que te pasa! Esta mañana parecías tan contenta...—

—Suéltame.—

—No lo voy a hacer, γυναικα μου.— Perrie apenas le llevaba una cabeza de altura así que se inclinó un poco y la besó con fuerza. Ella no tuvo tiempo de defenderse y, de repente, se encontró devolviéndole el beso con la misma intensidad.

Poco después, Perrie se separó y dijo:

Eres mía...— Mientras tanto, le levantó la falda y metió los dedos por la cintura de sus braguitas, quitandoselas con impaciencia.

Se tumbaron en la cama y a Jade dejó de importarle todo lo demás.

—Tú esto lo entiendes bien —dijo la rubia antes de volverla a besar.

Hicieron el amor fieramente, cosa que a ella la excitó más incluso de lo habitual. Ambas perdieron el control y eso les encantó.

Después, Jade abrió los ojos y parpadeó. Perrie la miró por un segundo y luego, sin decir nada, se levantó y fue al cuarto de baño. Ella se quedó allí en la cama, tratando de recuperar la respiración. Luego, se incorporó y se alisó el vestido con manos trémulas.

Perrie salió del cuarto de baño, tiró la toalla con la que se había secado la cara al suelo y la miró desde la puerta.

—Ven aquí —dijo abriendo los brazos.

—No tienes que decirme que lo sientes. Me ha gustado —dijo ella.

Perrie se acercó, la rodeó con un brazo y le dio un beso cariñoso en ambas mejillas y dudo un momento si besarla en los labios, pero decidió que lo mejor sería que no y acaricio su mejilla.

—A veces me haces enfadar tanto, que podría pegarme un tiro. Eso lo puedo soportar, pero lo que no soporto es lo que no entiendo.—

—Está bien...—

—No es como si tú no me importaras. ¡Eres mi esposa!—

Esperó luego un momento como si pensara que eso provocaría alguna respuesta en ella y luego abandonó la habitación.

Jade se quedó mirando las braguitas de ambas caídas en el suelo. No estaba sorprendida por el sexo salvaje que habían compartido. Ella lo había deseado.

¿Y Perrie? A ella se le daba muy bien eso de dar órdenes, conversar, pero cuando la cosa se ponía seria, era como un niña de cuna. Así que poseerla como si fuera una Neanderthal había sido una vía de escape necesaria.

Lo curioso era que, al parecer, ella ya no la odiaba. A Jade se le escapó una risa agitada mientras trataba de recuperar un aspecto respetable. Pensó en el niño que llevaba en las entrañas. ¡No le extrañaba que Perrie llevará semanas viviendo con ella!

Si hubieran vivido separadas, habría tardado meses en dejarla embarazada. Pero ya había terminado, el deber estaba cumplido. Ella amará a su hijo, lo cuidaría, pero no permitiría bajo su mismo techo a una mujer que se había acostado con otra.


Weno, espero les haya gustado, estamos cerca del capítulo final. 

***33 votos en cada capítulo y actualizo. 

Appearances|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora