‡ Capítulo 18 ‡

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Amber Beckett

La vida te da muchas pruebas, te da varias opciones que puedes tomar para salir de ellas pero, no las enfrentas. Aunque, si tienes la suficiente valentía eres capaz de hacerle frente a cada una de ellas y superarlas, convertirte en alguien lleno de cicatrices pero, cicatrices que valen la pena que te nombran una guerrera o guerreros corazón, que pudiste afrontar las cosas para solucionarlas y no escapar de ellas como un cobarde lo haría.

Suspiré, mirando el paisaje que tenía el patio trasero de la mansión de la familia de Mathews. Lleve mi mano hacia la cadena de oro que llevaba en mi cuello, aquella cadena que había encontrado ese día en aquella fiesta por la que fui por Kira. Aquella cadena que no sabía a quien le pertenecía pero me daba la valentía de abrir mis ojos. Aferrarme a algo material no era algo normal que se veía de mi parte pero me había aferrado en ella, en una cadena de la suerte. Dereck, Reece. Los dos no se habían comunicado los últimos tres días, los intercambios de la mercancía se habían vuelto un problema cuando mi padre había decidido investigar los a tras fondo. Pero a él no le convenía, a mi padre no le convenía.

— Arriesgas mucho. — dijo con sorna Kira, bebió la tasa de café mientras miraba con superioridad mi rostro — ¡Ja! ¿Crees que yo estaría haciendo esto?

— Mataste a tus hijos, yo no lo hice. — me cansé de ser débil de eso estaba segura. Ella se sorprendió de cómo le había respondido, no me había dolido. No sentía nada allí adentro en mi corazón que no sea angustia por mi hijo — Así que no digas nada al respecto cuando no sabes lo que se siente. No eres consciente del dolor.

— Que perra me saliste, hermanita. — suelta y se ríe — Agradece que te vine a dar la información. Papá sabe dónde está Nate.

— ¿Y qué quieres que haga con eso? — mi voz salió ahogada. Trague el nudo en mi garganta — ¿Sabes qué no soy idiota? Si intento algo por mi lado es capaz de hacerle daño.

— Eso es lo divertido de todo esto. — de ríe y se levanta dejando la servilleta sobre la mesita en donde estaban las tasas de café humeantes. La sombrilla nos cubriría de los rayos del sol que brillaba en su intensidad, ¿Para qué había venido? ¿Por qué Mathew la había dejado pasar?  — Veamos cuánto te dura el instinto maternal, hermanita.

— ¿Te diviertes no?

— No como crees. — hace un ademán para reírse — Claramente lo más divertido fue mandarte a violar, creo que nunca había sentido tanta satisfacción de volverte miserable. Pero veo, que te destruyes ahora por este suceso.

— Vete, no quiero verte.

— Te sientes valiente porque los tienes a ellos, pero recuerda que no eres nadie, Amber.

— Si pude salir sola con un embarazo tan prematuro para mí, saldré de esto. Kira, el que ríe de último ríe mejor. ¿No es lo que nos enseñó mamá?

— ¡Cállate, no la nombres!

— ¿Por qué? ¿Todavía sientes culpa de lo que pasó con ella? ¿Eso es no?

--- ¡Cállate!

— ¡No! ¡Tú fuiste la culpable de todo así que cállate! — me levanta chocando mis manos contra la mesa molesta con ella — ¿A qué has venido? ¿A humillar me? Muerete.

— Eres una maldita, ojalá sufras.

Con eso se va, cerré mis ojos tratando de no liberar lágrimas.

¿Qué había hecho mal para pagar por todo? ¿Merecía tanto dolor?

— ¡Amber! — Tara llega corriendo hasta mi — ¡Tenemos la ubicación de Nate!





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