veinte

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Dejé de tener pesadillas después de aquella tarde, en la que vi como Louis se quebraba, y hubiera querido que esa no sea mi último recuerdo de él.

Había dejado de tener pesadillas tal vez por qué ahora vivía la pesadilla, la vivía a cada minuto, el no poder estar con Louis, el que me odia, ¿habíamos terminado?, suponía que sí.

O tal vez las pesadillas habían cesado porque me sentía con menos presión, haberlo dicho fue terriblemente doloroso, pero ya no sentía la culpa al estar ocultandole la verdad, ahora sólo sentía la culpa por no poder reparar nada de lo que destruí.

Si pudiera retroceder el tiempo para no contarle a Louis creo que no cambiaría nada, por más que me duela, y a pesar de llorar cuando no estoy con nadie, a pesar de ello no cambiaría el hecho de haberlo dicho, porque el tenía que saber la verdad.

¿Entonces por qué seguía sintiéndome tan mal?, era algo que quería dejar de sentir, quería dejar de sentir cualquier cosa.

El pecho me dolía, en demasía, y ardía, me estaba quemando, y quería apagar la culpa que seguía dentro de mi.

—¡Hay más correspondencia para ti! —gritó mi madre desde la planta baja.

Mis padres sospechaban, pero ahí se quedaba, en una sospecha, porque cuando me preguntaban sobre Louis les decía que todo estaba bien y esbozaba una gran sonrisa.

Tal vez el fuego que dolía dentro mío se apagaría si todos supieran que pasó, sobre todo la mamá de Louis, que a estas alturas supongo que ya estaba enterada, y si venía con policías, con un arma, o con sus propias manos, entonces creo que me dejaría.

Ya había bajado las escaleras y ahí estaba, como casi todos los días un montón de sobres de muchos hospitales y cartas de mis amigos de Canadá.

Comencé a echarle un ojo superficial a cada una de ellas, algunas eran de trabajos en otros hospitales, cartas de mis amigos, apoyo voluntario en hospitales —y ese no sonaba nada mal—, y por último había una carta del hospital donde trabajaba, y para ser más específico era de la doctora de Louis.

La abrí tan rápido como pude sin dañar el papel que estaba dentro.

Comencé a leerlo con prisa, era una carta informal, de colega a colega, y decía que los audífonos ya estaban, que podía ir con Louis a por ellos, y que se sentía muy contenta porque llegaron.

También estaba feliz, eran buenas noticias, era por lo que tanto habíamos estado esperando Louis y yo, ahora se cumplía, pero ya no éramos Louis y yo.

Habían pasado tantos días desde aquel desagradable y doloroso momento, y no hubo un sólo día en el que no tratara de hablar con Louis.

Al principio traté de ser fuerte y darle su espacio porque sabía cómo podía sentirse, o tal vez no tenía una pizca de idea.

Pero pasaron los días y no podía aguantarlo más, quería verlo, hablarle, hablar por videoconferencia, decirle cuánto lo amo, porque aunque hayamos terminado esto sigue siendo de dos, los dos sufrimos y aunque él quiera estar alejado ¿qué pasa si yo no quiero?, ¿qué pasa con mis sentimientos?, no queria respetar más su decisión, soy egoísta, necesitaba tener comunicación con él.

Traté por días acercarme, y hablarle, pero su reacción fue la más esperada, rechazo.

Seguía intentándolo, trataba de disculparme, aunque sé que con un perdón, o un lo siento o unas disculpas no se remedia nada, las palabras no tienen relieve, los hechos sí.

Me encontraba caminando muy abrigado, y la bufanda hasta los labios, era una tarde fría, como todos los días desde esa última tarde en la casa de Louis.

I'm sorry ☾ larryWhere stories live. Discover now