-Narra Hayley-
El viaje a California se hizo eterno. Estaba cansada y cargada de maletas hasta los meñiques.
Mientras caminaba miraba un papel pequeño con la dirección del piso apuntado en él cutremente.
Para encontrarlo tuve que preguntar varias veces y chocarme con unos cuantos hombros.
-Al fin. Suspire mientras subía al primer piso costosamente, levantando las maletas por las estrechas escaleras pues el maldito edificio no tenía ascensor.
Al subir gire a la izquierda.
- Holmet Street, edificio 25, primero A, es aquí. Me digo a mi misma mientras toco al timbre. Esperé unos segundos pero nadie abría la puerta, volví a llamar. Sin respuesta.
-Hola? Hay alguien?- Vociferó mientras aporreo la puerta.
Para tratar de averiguar si había alguien pego mi oído, y empiezo a escuchar pasos.
-Me están ignorando?
Entonces un chico abre la puerta provocando que caiga al suelo y quede justo en sus pies.
Me mira cabizbajo y se atreve a preguntarme:
-Que haces ahi?
-Cómo que qué hago aquí, me he caido por tu culpa. Exclamó mientras me levanto.
-Qué hacías llamando tan agresivamente? Me pregunta con todo el descaro
-Agresivamente? Has tardado un siglo en abrir.
-Esque el timbre no funciona.
Levantó la cabeza y me quedo boquiabierta. Un chico en calzoncillos grises y calcetines blancos me miraba mientras comía una bolsa de patatas. Es mulato, de ojos verdes y pelo castaño.
Nuestras miradas se cruzan y el rellano se llena de un silencio incómodo.
El chico era terriblemente guapo. Unos cuadrados marcaban su sensual tableta.
-Joder, que bueno esta. Pienso
-Narra Austin-
Estoy viendo la televisión, un programa de comedia que tanto me gustan con Berto Romero en el. De repente alguien empieza a aporrear la puerta bruscamente y ha gritar. Apago la tele y me asomo por la melilla, pero no veo a nadie
-¿Quien sera?
La abro intrigado y de repente una chica cae en mis pies. Que susto! Pensaba que no había nadie. Pienso para mi.
La chica se levanta y se me queda mirando boquiabierta. Yo la miro y dios.
Es jodidamente hermosa. Tenía la piel blanca, increibles ojos azules, un precioso cabello castaño casi hasta su cintura. Su cuerpo era similar a una diosa y sus curvas me escandalizaban.
Sentí un calor en mis partes y tuve que huir de aquel lugar para ponerme un pantalón que disimulara mi excitación. Cerré la puerta y salí corriendo a ponerme unos pantalones anchos color rojo, y a mirarme en el espejo. Me coloque levemente el pelo y me puse un desodorante.
Cuando me fui acercando a la puerta fui disminuyendo mi rapidez hasta andar tranquilamente en frente de ella y abrir de nuevo la puerta con despreocupación. Trate de parecer sexy apoyándome en el marco pero por poco me caigo.
Miro a mis manos y percatandome de la bolsa de patatas la tiró rápidamente a una esquina, seguido sonrio.
-Querías algo?
-No es esta la habitación que se alquila? Me pregunta algo perdida
-Si, pero ya esta alquilada. Respondo
-Lose, por mi.
-Eso no puede ser. Hable con un chico y me dijo que estaría aquí mañana.
-El chico con el que hablaste es mi novio, y tuve que venir antes de lo previsto. Hay algún problema? Me pregunta perdida
-Creí haber especificado en el anuncio que solo se alquilaba a chicos, no puedo vivir con una chica.
Pone cara de desilusión y seguido dice:
-Puedo quedarme al menos esta noche, te pagaré.
Había que ser gilipollas para decirle que no. Me aparte de la puerta y le hice una señal con la cabeza. Trate de no mirarle el culo pero fue misión imposible con esas mayas. Me mire en un pequeño espejo y vi que mis mejillas se habían sonrojado, joder, no se te puede notar mas, sera una noche dura.
-Tienes hambre? Le pregunto
-La verdad es que si.
-Justo ahora iba a hacer unos fideos chinos, está bien eso?
Ella asiente con la cabeza y añade una sonrisa que casi me para el corazón. Rápidamente aparte la mirada para que no notase mis mejillas rosadas.
Vierto los fideos con los condimentos en la olla y en muy poco tiempo ya estaba echando humo. Los saco y los reparto en dos tazas altas.
Me acerco con los bols y le doy uno.
-Gracias
-No hay de que, como te llamas? Pregunto
-Soy Hayley Rowling
-Yo soy Austin. Siento haber sido grosero antes.
-Yo tambien lo siento.
Diez minutos más tarde intercambiamos charlas y risas. Hacía mucho que no me reía tanto con alguien. Tenía una risa peculiar y hermosa. Joder, cómo de rápido puede alguien llegar a enamorarse? Porque yo ya estoy perdidamente enamorado. Siento una química indescriptible cuando estoy con ella, siento que la conozco desde hace años y no quiero que se vaya...
-Voy a ponerme el pijama, dónde está el baño?
-Al fondo a la derecha. Respondo
Se agacha y saca de la maleta la ropa. Camina y se mete en el baño. La puerta está entreabierta y gracias al espejo puedo ver como se cambia. La veo desvestirse, con la baba cayendo de mi boca. Pero me siento demasiado avergonzado y desvío mi mirada.
-Porque no miras? Seré tonto. Susurro
Al fin llega la noche. Hayley lleva puesta una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos, yo siempre duermo en calzoncillos pero me he dignado a ponerme un pantalón y una camiseta blanca de manga corta.
-Tu dormiras en el sofa del salon,yo dormiré en mi cama. Le digo tratando de parecer borde, tirándole un cojín a la cara
Ella resopla y apaga la luz,se acuesta. La conozco hace un par de horas y quiero que no acaben nunca, pero tiene novio, y yo soy un mujeriego. No nací para ser fiel ni tener novia asique prefiero no intentarlo y no hacerla daño, aunque me cueste.
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COMPAÑEROS DE PISO CON BENEFICIOS
ChickLitEsta es la historia de Hayley Rowling que decide mudarse a una nueva ciudad compartiendo piso con un completo desconocido, Austin Tanner. La cosa empeora cuando se da cuenta de que se están enamorando.