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 Remus siempre notó ese brillo extraño en los ojos de Sirius

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Remus siempre notó ese brillo extraño en los ojos de Sirius. Era una mirada tan profunda y a la vez tan glacial que causaba terror. Tan llena de locura que obligaba a Remus a dudar de la sanidad mental de su amigo.

Y cada que esa mirada se presentaba ante él, siempre estaba Snape. El omega era como un interruptor ante esa maldad en el interior de Black, era ver al pequeño fértil allí y algo cambiaba en Sirius.

Todos lo veían, todos lo ignoraban. Se burlaban del omega mestizo o simplemente miraban hacia otro lado, tal como Remus hacía. Y aunque algo dentro de él, en su pecho, dolía cada que escuchaba los insultos y veía las heridas en Snape. Era un sentimiento que hervía en su sangre y no le permitía moverse, una tortura de la que nunca habló.

Pues Remus no le tenía esa plena confianza a sus amigos, y menos cuando estaban así, con esa mirada en sus ojos. Eran sus amigos y lo único que tenía, pero no confiaba en ellos para cosas así. Siempre supo, desde el primer día, que los verdaderos amigos eran James y Sirius. Peter y él eran los segundones, los lamebotas... bueno, quizás más Peter que él, pero aún así jamás estaría tan alto en la jerarquía de amistad como lo estaban esos dos.

Remus siempre fue más un soporte que un mejor amigo, era todo a lo que podía aspirar y no lo quería perder.

Eso era algo en lo que se sentía identificado con Snape, quien estaba siempre solo y no había nada mejor que podría tener. La amistad entre el omega de cabellos negros y Lily Evans se iba enfriando y la soledad del mestizo iba floreciendo más a la vista, cosa que hacía que los dolores en el pecho de Remus aumentaran cada que lo observaba.

Verlo así, tan bello y vulnerable ante el acoso de los merodeadores le dolía y lo excitaba por partes iguales. Y suena muy enfermo, pero una parte de él (que curiosamente tenía esa presencia lobuna y unas enormes garras) deseaba ver más de esa tierna carita con los ojos llorosos entrecerrados y las mejillas sonrojadas, específicamente bajo él.

No sabía concretamente cuándo había iniciado esta atracción tan inoportuna, sólo se desarrolló. De todos modos no era tan extraño, Snape estaba muy pero muy lejos de ser feo. Es más, se arriesgaría a decir que era de los omegas más bellos que había pisado Hogwarts. No entendía de dónde sacaban sus amigos que era feo y grasoso, ¡el chico era un muñeco!

Facciones delicadas y andróginas, labios rojos como corazón, piel blanca (un blanco puro, como la nieve de invierno), largo cabello azabache y esos enormes ojos negros, que resaltaban en su cara y estaban rodeados de espesas pestañas oscuras. Era bellísimo, pero se negaba a demostrarlo por alguna razón.

No entraba en la cabeza de Remus que un omega del potencial no sólo físico, sino intelectual de Severus Snape no tuviera un sólo pretendiente. Es decir, el chico era un jodido genio, inventaba hechizos (que vaya que dolían) y era un dotado en defensa y pociones (¡incluso las mejoraba!) Uno de los mejores, si no decía el mejor, de su generación y nadie la daba el crédito merecido.

m o o n c h i l d / / remus ✗ severusWhere stories live. Discover now