¡Oye! Dice Jungkook que le gustas

❀Oye! Dice Jungkook que le gustas <3❀

Yoongi tan solo tenía nueve años.

Su mundo era sencillo, simplemente tranquilo: debía despertar temprano, cinco días a la semana, para ir al colegio, donde conversaba con sus amigos y le enseñaban cosas nuevas.

Cuando el ruidoso timbre de la escuela sonaba un buen rato, indicaba que debía meter todos sus libros y libretas a su mochila y salir del establecimiento, por que su hermano mayor, Jungkook, estaría esperándolo.

Luego de veinte minutos, estaría en casa, sentado en una silla del comedor, comiendo las delicias que su madre preparaba.

Pero había demasiado que no entendía del todo aún. No entendía a lo que se referían con amor.

Sus amigos lo llamaban tonto. Su madre prefería el término "inocente"

Por eso, uno de tantos días de noviembre, cuando el frío recorría las calles cubiertas por anaranjadas hojas, regresaba a casa, de la mano de su hermano, sosteniendo su gran mano mientras hundía su nariz en la bufanda.

Su hermano miraba fijamente al frente, preguntando algunas cosas de su día, como interesado, pero no parecía prestar atención a sus respuestas.

Con un suave puchero en sus pequeños labios, miro al castaño, siguiendo su mirada hacia un tierno chico rubio.

Ladeó su cabeza, cual cachorrito.

-¿Pasa algo, hyung?- le pregunto, a lo que Jungkook negó, suspirando.- ¿Por que mira a ese chico?

Jungkook respondió sin pensar.

-Por que me gusta, Yonnie.- el aludido frunció el ceño.

¿Gustar? ¿Como los pasteles de mamá?

-¿Y eso está mal?- el mayor asintió suavemente.- ¿Por qué?

-No puedo decirselo.- murmuró, sin dejar de ver al chico con nariz de botón.- Por lo tanto, no lo sabrá.

El pelinegro frunció los labios, con las mejillas rojas por el viento.

Su hyung parecía mal, no quería eso.

Por lo que, separó su pequeña mano de la contraria, corriendo para alcanzar al chico rubio.

Cuando lo alcanzó, le dió unos golpecitos en la espalda, captando su atención.

Bueno, al menos a este chico le llegó a los hombros, no como a hyung

Puchereó al recordar lo bajito que era.

-¡Oye!- le llamó, aún sabiendo que el mayor le escuchaba. Podía escuchar la voz de Jungkook llamándolo, pero no se detuvo.

Solo quería que su hyung se sintiera feliz.

-Dice Jungkook que le gustas.- soltó, a lo que los ojitos del chico se abrieron enormemente, mirando hacia el chico mientras sus mejillas se coloreaban.

El castaño llegó a su lado, con la respiración agitada.

-N-No... No le hagas caso, Jimin.- pidió, a lo que el chico sonrió, tímido.

-¿Por qué no?- pregunto Yoongi, a lo que el mayor le miró mal.

-No insistas, Yoongi.- le soltó, notablemente nervioso.- Bueno... Minnie... Nos vemos en la escuela mañana.- se despidió, tomando de la mano del menor para tirar de esta rumbo a su casa.

El pequeño pelinegro frunció los labios.

-Mañana no hay clases, hyungie.- soltó, a lo que Jungkook se sonrojo fuertemente.