4. Alice.

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No volvimos a hablar del tema de Betty en los últimos días que nos quedaban libres hasta que comenzáramos la universidad. Rick y Grace se habían acercado a ver con sus propios ojos nuestro apartamento y habíamos decidido salir a cenar todos juntos, para festejar nuestra llegada a Nueva York. Durante toda la cena tuve que aguantar las miradas de Grace y Kyle, que me miraban como si supieran que yo escondía algo.

Sin embargo, aquel lunes, me levanté con optimismo. Hoy empezaba mi primer día como universitaria y quería pensar en positivo; me di una ducha rápida y escogí unas prendas que Caroline me había obligado a comprarme en una de nuestras excursiones por la ciudad. Me quedé unos segundos mirándome en el espejo. Mi madre me había comentado, cuando la había llamado, que el funeral y entierro de Betty habían sido ayer. Aquello me sentó como si me hubiera tragado una losa de piedra. Me sentía culpable por no haber estado allí. Tendría que haber estado allí porque era su amiga. «No te preocupes por ello, cielo, tu lugar está ahora en Nueva York y es un viaje bastante largo. Esté donde esté, Betty sabe que habrías estado aquí pero que no has podido», me había consolado mi madre. Pese a ello, sus palabras no habían tenido efecto alguno en mí.

Observé mi reflejo y me pellizqué en las mejillas, tratando de darme un poco de color. La sensación de que me sentía observada y cuestionada por mis propios amigos, además del hecho de que mi novio me escondía cosas, no me había permitido descansar lo suficiente. Quizá otro síntoma más de que estaba volviéndome loca.

Bajé a la cocina y me encontré a Chase solo delante del armario, como si tuviera que hacer la elección más importante de su vida. Me situé a su lado y vi que se estaba debatiendo sobre qué marca de cereales iba a usar en su desayuno.

-¿Preparada para tu primer día como universitaria? –me preguntó mientras se decantaba por los aritos de colores.

Me serví un poco de zumo y me senté a su lado. En el piso de arriba se había comenzado a oír el jaleo de Caroline y el resto. Vi que Chase ponía los ojos en blanco y que vaciaba una generosa parte de los cereales en su bol.

-Estoy un poco nerviosa –confesé, aferrándome al vaso de cristal como si fuera éste un salvavidas-. Ayer fue el funeral de Betty, ¿lo sabías?

Había sido un cambio de tema drástico, pero tenía la imperiosa necesidad de hablar de ello con Chase, intentando que me confesara que él lo había sabido desde el principio y que se había equivocado al no contármelo en su momento.

Chase removió con desgana los cereales sobre la leche.

-Está claro que lo sabía, Mina –me contestó, tenso.

-Deberíamos haber ido –seguí-. Ella era nuestra amiga. Había sido la compañera de Lay. ¿No crees que…?

Chase tiró con furia la cuchara sobre el bol y se giró hacia mí. Sus iris se habían puesto de color carmesí, un color que llevaba mucho tiempo sin aparecer en sus ojos y que provocó que me encogiera de horror.

-¡No creo nada, Mina! –me gritó-. Y, a decir verdad, creo que no deberíamos haber ido. Ya fue suficiente para mí tener que asistir al funeral de Lay y no me hubiera sentido cómodo yendo también al de Betty.

Parpadeé varias veces al sentir el escozor en los ojos y me apresuré a bajar la mirada. Que yo recordara, Chase jamás me había gritado y la sensación era demoledora. Me hizo sentir como si fuera una niña pequeña, que no supiera nada…

Me hizo sentir insignificante.

Me apuré mi vaso de zumo y, sin osar siquiera mirarlo, volví a subir a mi cuarto para comprobar que lo tuviera todo. Mientras repasaba las estaciones de metro que tenía que coger, Caroline llamó a mi puerta.

Huntress. (Saga Wolf #3.)Where stories live. Discover now