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Narra omnisciente.

Hace once años, Maya Hansen y Tony Stark celebraban año nuevo de una manera especial, pero Stark ya estaba planeando dejar a Maya ya que su proyecto, el Extremis era peligroso, era un proyecto arriesgado que él decidió no tomar. Así que la abandonó al día siguiente dejándole una tarjeta que decía "tú sabes quién soy" y desde entonces decidió no buscar a Stark aunque lo necesitara para el proyecto.

A los dos meses, ella se sentía fatal, no fue solo esa semana, fue un mes con náuseas, mareos, etc.

Compró varias pruebas de embarazo y ¿adivinen qué? estaba embarazada.

- no le digas, conoces a Stark, no se hará cargo.

- debe saberlo, Killian, podemos intentar otra vez que... que se una.

- no lo creo. - dijo pensativo y se fue.

Ella dudaba que el hombre que siempre estaba ocupado con su empresa, decidiera cuidar de su hijo pero aun así, dudosa, lo trató de contactar.

- ¿hola? - preguntó el castaño por la otra línea.

- hola, soy Maya.

- ¿por qué me llamas? sabes que no estoy de acuerdo con...

- no es por eso. - dijo interrumpiéndolo.

- ¿entonces? - la castaña iba a hablar cuando fue interrumpida. - estoy muy ocupado.

- ¿con qué?

- tú sabes, Stark Industries. - se escuchaban risas y un gemido en la línea de Stark.

- eso no suena a Stark Industries. - suspiró. - necesito que vengas a mi casa, es urgente y.. y debes saberlo. - todo estaba silencioso.

- bien, iré mañana.

- está bien. - dijo la mujer y colgó.

- te dije que no le dijeras a Stark.

- tengo que comprobarlo, ¿sí?

- claro. - le dio una palmada en el hombro y siguió hacia la puerta principal de la casa.

Por el otro lado, el empresario no sabía para qué lo necesitaba, estaba casi seguro que era para ayudar en el Extremis o tal vez, simplemente quería saber de él en persona aunque hayan pasado tan sólo dos meses.

A la mañana siguiente voló desde California hasta Miami para saber que era lo que su ex novia tenía que decirle.

Al llegar, tocó la puerta la cual fue abierta por ella.

- pasa. - entró.

- ¿vives sola?

- no, vivo con alguien más.

- ¿de qué querías hablar? - suspiró, tomó una bocanada de aire pero las palabras no sabían. - debe ser algo importante por cómo estás.

- sí, lo es. - se sentó en el sofá y le hizo una seña a la castaña de que hiciera lo mismo. - bueno.. Tony...

- supongo que no es por lo del Extremis, eso no te cuesta decirlo.

- estoy embarazada. - soltó que hasta se escuchó en toda la casa, hasta a los oídos de Aldrich Killian.

- obviamente ese niño no es mío. - dijo Stark levantándose del sofá.

- lo es, es tu hijo o hija.

- estoy seguro que no.

- no soy tú. - le dijo mientras él caminaba hacia la puerta.

- ¿disculpa?

- no soy una puta como tú lo eres, no me acostado con nadie desde año nuevo y ahora tengo... dos meses de embarazo, hace dos meses que fue año nuevo.

- sí, sé cuánto ha pasado desde año nuevo, sé de matemáticas.

- es tu hijo, quieras o no.

- ¿y qué? ¿quieres que me arrodille y te pida que te cases conmigo sólo por el bebé?

- no, sólo quería que lo supieras. - asintió. - y tal vez que te hicieras cargo de él.

- ¿de qué forma?

- mantenerlo. - rió.

- ¿me buscas sólo por mi dinero?

- ay, vamos, nunca te he buscado por tu dinero, te busco por tu inteligencia.

- bueno, esta vez no fui tan listo. - suspiró. - bien, me haré cargo de él pero de lejos.

- ¿estarás cuando nazca?

- claro. - dijo y se fue.

- sabes que yo perfectamente puedo ser su padre.

- no biológicamente.

- no pero un padre mejor que Tony Stark.

- confío en Tony. - el rubio rió.

- es un grave error, Maya, y lo sabes.

- te demostraré que no.

[...]

Pasaron los meses, el día del parto llegó.

- Sr. Stark. - le habló una enfermera. - ¿quiere ver a su hija?

- ¿tengo una hija? - asintió. - claro. - entraron a la habitación en donde estaban todos los bebés.

- ella es. - dijo cargándola.

- ¿puedo?

- claro. - se la dio, en ese momento, algo adentro de Tony Stark cambió.

Se sentía diferente al ver a su pequeña niña recién nacida, sentía la necesidad de protegerla, la amó desde el segundo en que la vio.

- ¿puedo llevarla con su madre?

- aún no pero puede pasar tiempo con ella.

- claro, gracias. - la enfermera se retiró dejando a padre e hija, el castaño no dejaba de mirar cada detalle de su cara.

Se parece a mí pensó, sonreía sinceramente por primera vez en meses.

- señor...

- oh claro. - le dio un beso en la frente y se la entregó.

- después podrá verla y llevársela a su casa con su esposa.

- su madre no es mi esposa.

- oh... - él asintió.

- justo ahora tengo que hablar con ella sobre eso, con permiso. - se salió dirigiéndose a la habitación de Maya. - me quedaré con ella.

- ¿qué?

- me quedaré con mi hija.

- ¿cómo planeas decirle que...?
- ¿qué no sé nada de su madre desde que nació? lo sabrá, no le mentiré.

- no puedes hacer eso, es mi hija.

- conmigo estará más segura, ¿no crees?

- no. - asintió.

- yo no tengo una sustancia peligrosa, yo sólo manejo una empresa de misiles, yo no estoy en contacto directo con una sustancia sumamente peligrosa que en algún momento una niña curiosa de tal vez 2 o 3 años puede agarrarla y tal vez muera. - dijo molesto. - conmigo estará más segura, eso te lo aseguro.

- bien, pero.. ¿podré verla?

- tal vez.

- ¿saber de mí?

- tal vez.

- no me respondas con un tal vez.

- no lo sé, Maya, lo hago por su seguridad, por su bien.

- ayer ni te importaba que tendríamos una hija, que tendrías una hija y ahora es lo más importante del mundo para ti.

- las cosas cambian, Maya. - la mujer suspiró.

Sólo le quedaba aceptar.

La hija de StarkWhere stories live. Discover now