• Ese maldito día •

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Renato era un chico común y corriente , con 18 años recién cumplidos , disfrutaba de ir al secundario , jugar a la pelota con sus amigos , y pasar tiempo con su familia . Su infancia fue hermosa , rodeado de vegetación en el pequeño pueblito donde habitaba junto a sus dos hermanos y sus padres . Tenían una vida colmada de amor y humildad , educación y buenos valores , inculcados por dos padres dedicados y amorosos .

Su vida era perfecta ... Perfecta hasta aquel día ... Ese maldito día que le arruinó la existencia por completo ...

Ese día en particular , el castaño despertó muy tarde , ya que era domingo y no tenía clases ni obligaciones . De a poco fue incorporándose en su cama , y estiró sus brazos relajando sus músculos y embozándo un largo bostezo .
Se levantó de la cama y fue al baño a lavarse la cara , cepillo sus dientes y peinó un poco su jopo alborotado .
Era una mañana común y corriente como todas las demás . Busco en su placard algo cómodo para vestirse , y se dirigió a la cocina en busca del resto de la familia .

Al llegar al Living se encontró con un vacío inminente , sus hermanos no estaban y no había rastro de sus padres .
El menor algo confuso se dirigió a la cocina y encontró sobre la mesada una nota abajo de una taza .

" Hijo , nos llamó la abuela , se sentía mareada y desorientada , por lo que decidimos ir a verla , en la heladera te deje comida y en el Freezer hay helado , portate bien y cuida la casa , te amo .
       Mama .  "

A Renato se le formó una amplia sonrisa , marcando sus preciosos hoyuelos , y sin más que pensar , se sentó en la gran mesa del living a almorzar con la sola compañía de Rufus , la mascota familiar .
El castaño comió las milanesas y la ensalada que su madre le había dejado . Y con un libro en la mano , y el tazón de helado en la otra , se internó en el patio tratando de sacarle provecho al hecho de estar solo en casa .
No alcanzo a elevar la cuchara con helado de chocolate hacia su boca , cuando de pronto el animal salió disparado , como si algo lo hubiera alertado , como si el mismísimo lucifer lo hubiera llamado .

El animal salto de un solo brinco sobre la cerca de madera que dividía el patio de la vereda , y cruzó la calle a toda velocidad adentrándose al imponente bosque que habitaba justo al frente de la vivienda de los Quattordio.

Renato se paró de la silla completamente asustado , ya que Rufus nunca había salido solo a la calle , el animal era un perro muy hogareño y no sabía cómo comportarse fuera de su hogar , por lo que el castaño temía que fuera atropellado por un auto o incluso peor , que un oso lo deborase , en ese bosque solían habitar aquellas criaturas.

Sin pensarlo dos veces , comenzó a correr atrás del animal , dando un brinco sobre la cerca y cruzando despavorido aquella calle desolada . Renato se adentró en lo profundo del bosque , concentrándose en sus pasos para no tropezar con algún tronco y evitar lastimarse . Corrió y corrió a toda velocidad , sin lograr encontrar ni un rastro del animal .

Su desesperación era evidente y sus pulmones estaban vacíos ya de aire , por lo que se detuvo , reposando su rostro sobre la corteza de un árbol , tratando de regular su respiración agitada .
El joven lanzó una mirada hacia el lugar , inspeccionando el área y el escenario era terrorífico . Árboles y árboles y demaciada vegetación , pero en un contexto lúgubre , apagado , sin vida .
Busco con la mirada al animal y para su fortuna , este se encontraba parado al lado de un gran árbol con ramas muy tupidas .

El animal se encontraba mirando fijo hacia la nada , totalmente duro , estático , fuera de sí . El ozico inundado de saliva y los ojos desorbitados .
El animalito estaba completamente aterrado , observando algo que Renato no podía ver , pero el si , y lo tenía horrorizado .

– Rufus , la puta madre , me hiciste pegar un susto!  — exclamó Renato con la mirada aliviada .

El joven se acercó a su mascota , pero al tratar de cargarla , este puso resistencia y se negó a moverse del lugar .

– Dale boludo , vamos . — insistió tratando de cargarlo , pero el animal se negó y lo mordió .

– Ay perro de mierda — exclamó el joven ya sumamente molesto . – Vamos!!  — ordenó el muchacho .

El animal seguía hipnotizado ante eso que Renato no podía ver , o por lo menos no todavía ...

El castaño dirigió su mirada al lugar donde se encontraba eso que atormentaba al animal y una expresión de horror se formó en su rostro .

• La entidad que lo atormenta • QUALLICCHIO Where stories live. Discover now