Capítulo 24

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Entro al sótano de la casa de Theo, llego un poco tarde porque me quedé dormida. Algo raro en mi, pero bueno, estaba cansada.

Mis tacones resuenan en el suelo y el silencio del sótano me recibe, causando que los presentes volteen a verme. Hago mi entrada con mi sonrisa similar a la del gato de Cheshire y me paro detrás del hombre atado a una silla. Pongo mis manos sobre sus hombros y éste tiembla.

—¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor!—grita la mujer atada contra la pared. Tiene las manos sujetas a cadenas y está manchada de sangre.

—Lo lamento, pero eso no está en mis planes. No se si te acuerdes, pero soy la mujer a la cual le disparaste causando que...—Me detengo abruptamente, Que estúpida Amaia, casi dices lo de tu enfermedad—simplemente vamos a charlar un poco, no te preocupes.

Esta pareja no sólo nos disparó a mi y a Dominik aquel día, sino que robaron mercancía y metieron a la policía para que se venga en contra nuestra. Y eso, en la mafia, se paga.

—Empecemos con la diversión—dice Luke, jugando con su cuchilla. Siento una intensa mirada y giro mi cabeza. Theo está mirándome de arriba a abajo con sus hermosos ojos azules. Le sonrío y le doy la espalda, quedando frente al hombre atado. Me pone nerviosa estar en el mismo lugar que él por lo que me dijo ayer. Tengo esa sensación de querer evitar quedarme sola con él en alguna habitación. No debería confiarme, ahora debo estar alerta.

—Veamos... ¿Cómo está tu jefe? Diría que le mandaras saludos, pero está más que claro que no saldrás de aquí con vida—le susurro para que sólo él me escuche. Me siento sobre sus piernas, con una pierna a cada lado de la suya. Saco la tela que llevaba en su boca para que hable.

—¡Pudranse malditos imbéciles!—escupe, literalmente me escupió. Limpio su baba de mi pecho lentamente y lo miro.

—No debiste hacer eso—le sonrío y sin esperarselo, clavo mi cuchilla en su estómago. Suelta un chillido y saco la navaja, manchando mis piernas de sangre.

—¡Maldita zorra!—clavo otra vez la cuchilla pero esta vez en el centro de su pecho.

—Deberías cuidar tu vocabulario conmigo, no me gusta que me falten el respeto, corazón.

—¡Las putas como tú deben ser tratadas como se lo merecen, pura mierda!—Me levanto de sus piernas y me coloco detrás suyo. Sin previo aviso, clavo la navaja en su brazo derecho. Grita de dolor cuando entierro más mi cuchilla.

—No volveré a repetirlo—digo, en voz baja. Llega a ser divertida esta situación.

—Y yo lo volveré a decir. Eres una puta zorra y ni porque me mates cambiarás eso—de golpe, se escucha el sonido de un arma siendo disparada. El chico vuelve a chillar y levanto mi cabeza, viendo a Theo acercarse a paso rápido con su arma apuntandolo. Lo miro confundida, eso no estaba en el plan.

—Vuelve a llamar puta a mi mujer y te cortaré las bolas, imbécil—le susurra para que sólo el chico lo escuche pero yo también lo hago. Lo miro con mis cejas alzadas y cuando él lo nota, se acerca a mi, tomando mi cintura. Nadie está mirándonos porque tienen su atención en la chica encadenada y en Cassandra que no para de suplicar que dejemos ir a la pareja.

Me pega a él y acerca su boca a mi oído.

—Recuerda lo que dije, quieras o no eres mía, Amaia—me paralizo, tenía la esperanza de que hoy me dijera que estaba bromeando ayer, pero no es así. Por un momento, me olvido de él y lo empujo, enojada.

—Yo no soy tuya ni de nadie, no soy un objeto.

Me toma fuertemente del brazo y me tira hacia él.

—Las cosas son como digo y se acabó. Ahora, sigue con tu jueguito pero no te acerques mucho a él como hiciste antes. No quieres que muera sin que te diviertas, ¿o si?

—Estas loco.

—Por ti, bebé—toma mi mentón y me besa a la fuerza. Me suelta y se va, dejándome que siga con lo que estaba haciendo. Que gran imbécil, se cree que puede mandarme. Va a saber quién es Amaia, una mujer que debe respetarse.

Llevamos dos horas en el sótano y la pareja todavía no muere desangrada. Son bastante resistentes. Ya confesaron lo que necesitábamos sobre su jefe y su organización por lo que ya no los necesitamos. Los chicos asienten con la cabeza para que continúe. Ellos ya mataron a la chica y ahora debo matar a su novio. Ahora toda la atención está en el sufrimiento del hombre atado. Sonrío para mi misma, este es el momento para demostrarle a Theo y a todos, que soy capaz de cualquier cosa con tal de que no me jodan.

—Tu turno, campeón—masajeo los hombros del hombre, ejerciendo demasiada fuerza—¿Sabes? Supuse desde un principio que eras nuevo. Tú y tu novia fueron un blanco bastante fácil—clavo mi cuchilla en su hombro con fuerza, lo saco y voy hacia el otro hombro. Intenta pararse causando que me golpee contra el palo de la silla. Clavo nuevamente la cuchilla pero esta vez en su pierna izquierda tres veces y cuatro en la derecha. Voy hacia adelante y la clavo muchas veces en su torso. Me agacho, quedando de cuclillas frente a él, clavo por última vez en su pierna izquierda y me levanto sonriendole. Me paro a su lado y mirando a Theo, clavo fuertemente la cuchilla en la entrepierna del chico, causando que grite con fuerza y deje de moverse automáticamente. Dejo mi cuchilla allí y me paro, sonriendo satisfecha al ver el rostro de dolor de los chicos por lo que hice.

—Que se diviertan quemando los cuerpos, buenas noches.

Me giro y me dirijo hacia la puerta. Voy al baño para lavarme las manos. Como acostumbro en este tipo de situaciones, me las lavo tres veces. No es algo agradable mancharte con sangre y la verdad, no estoy orgullosa de este tipo de trabajo pero es lo que me tocó y logré acostumbrarme con el tiempo. Salgo del baño y apenas salgo, alguien me toma del brazo, jalandome hacia una habitación y pegándome a la pared dentro de ésta.

—Me encanta cuando entras en papel de crueldad para trabajar—susurra Theo a centímetros de mi cara.

—Si quieres lo aplico en ti, no tengo problema con torturarte hasta que mueras—suelto sin pensar. Él sonríe y besa mi cuello, pegándose a mi.

—Tortura es verte todos los días y no poder hacerte todo lo que quiero.

Sonrío, esta es mi oportunidad para demostrarle quien manda entre nosotros. ¿Theo quiere jugar? Entonces tendrá que aguantarse la que venga.

—¿Y qué estas esperando? Menos charla, no quieres aburrirme, ¿Verdad, cielo?
 
 
  
  
 
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Nueva actualización!!! El siguiente capítulo viene bastante intenso en todos los sentidos😏

Disfruten, bebés! Besoooosssss
  
  
 
 

Amaia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora