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-¿Qué?! ¡No, imposible!
-¿Cómo pudo ser?!- gritaban los gemelos de dolor al enterarse de la noticia, su madre había muerto.

Luka había recibido una llamada de la comisaría, un policía le dio la noticia de que habían encontrado el cuerpo de la madre de los gemelos en un callejón de un barrio bastante pobre. Ya como los gemelos no tenían ningún familiar en Japón, pues su madre era inglesa y su padre los había dejado, solo pudieron llamar a Luka, quien les contó la noticia a la mañana siguiente.
Se sentía mal, veía como esos niños no paraban de llorar, rogando que todo fuese solo un mal sueño, una cruel pesadilla, escapando lo más posible de la realidad hundiéndose en sus llantos.

-¿Co-cómo fue que murió?- le preguntó el rubio a su niñera, lágrimas cristalinas no paraban de llover de sus ojos.
-...- Luka guardó un arduo silencio, no encontraba como decirle aquella verdad tan dura a los chicos.
-Por favor, Luka-sama..... Dinos- le imploro la pequeña rubia, abrazada a su gemelo.

Lily había sido asesinada, al parecer ella tenía una deuda que no había pagado a tiempo, los investigadores aún no hallaban al culpable. Luka no tuvo más opción que decirles la verdad a los hermanos, quienes al escucharlo se echaron a llorar.

-Cuando vea a ese desgraciado... Lo haré pagar, lo juro!...- Decía Len con un tremendo odio mezclado con tristeza.
Luka solo pudo coger a los gemelos entre sus brazos, Lily había sido una buena amiga y vecina, y verse ahora, ver a esos chicos tan destrozados, que rompían a llorar entre sus brazos.

-¿Y ahora..... A donde iremos, a un orfanato?- preguntó Rin, ya un poco más tranquila.
-No Rin, se quedarán conmigo..- Le dijo Luka en un tono tranquilizador, para consolar un poco a la pequeña rubia.

  Gracias....

Martes, 5:34 a.m

Los Gemelos estaban preparando sus mochilas para irse a su escuela, mientras Luka preparaba un justificante
para entregárselo a su jefe cuando llegara al hospital.

Los Gemelos aún estaban destrozados, habían pasado apenas 72 horas desde la noticia que marcó sus cortas vidas. Pero igualmente debían asistir a sus clases, eran de los mejores en su promedio escolar y no se iba a arruinar así como así, eso es lo que su madre hubiese querido. Por esa razón eran populares, por sus buenas notas y por qué eran gemelos, en aquella escuela solo habían dos gemelos: ellos dos y Kanon y Anon, dos gemelas que iban dos grados más altos.

-Adios Luka, hasta la tarde.- se despidieron los gemelos para seguido irse a su instituto.
-Adios, que les valla bien.

Luka se dirigió al hospital con justificante en mano, ese justificante contenía las disculpas de ella por haber faltado el Lunes, pues ese día había sido el entierro de Lily, ella ya se esperaba un regaño por parte del jefe, tenía miedo.
No fue la única, al llegar al despacho del jefe, había otro doctor allí, el doctor Kiyoteru Hiyama, que también había traído un justificativo por no haber ido al hospital esos días a causa de su enfermedad.

-¿Cómo es posible Kiyoteru?!¿A caso sufres de una enfermedad tan grave o te de flojera venir aquí?! ¡Responde!-Gritó el jefe.
-Perdone señor, no volverá a suceder- dijo él para seguido salir del despacho, dejando sola a Luka.
-Perdón por este comportamiento, Luka,¿Qué te trae por aquí?- Luka le entregó el justificativo, el prosiguió leerlo.
-Ah Luka, tranquila, lamentó mucho lo de esos niños, y tú tendrás que hacerte a cargo, que situación tan terrible, sabes que si necesitas algo yo te ayudaré, ¿sí?
-Gracias señor, con su permiso voy a atender al paciente Kamui.- dijo ella para proseguido hacer una reverencia e irse.

* * *

-¡Luka-sama!- Dijo Gakupo de la emoción al ver a Luka entrar.- ¿Por qué no estabas aquí ayer?- dijo él en un tono infantil.
-Perdona Gakupo, tuve que ir a un funeral- le dijo Luka con una voz afligida, cosa que el pelimorado notó.
-¿Pasó algo?

Luka por alguna razón, no tuvo problema en contarle a Gakupo, parecía como si le estuviese hablando a un amigo de toda la vida, incluso dejó salir una pequeña lágrima que trato de disimular, si Gakupo no hubiese tenido aquellas cadenas que lo apresaban contra la pared la habría abrazado, para poder tragarse todo el dolor que ella sentía, él intento de acercarse lo más que pudo a ella, al principio ella se asustó, pero al ver las intenciones del encadenado y, por alguna razón, sin pensarlo dos veces, se dejó abrazar por el, él la abrazaba pasando su cabeza por encima de su hombro y hundiendo la barbilla. Segundos, minutos largos de silencio, para que la pelirrosa prosiguiera a levantarse y comenzar con el tratamiento del pelimorado.

Luka logró olvidar su tristeza durante un largo rato gracias a las charlas que tuvo con el pelimorado, quien no dudaba en sonreír cada que podía, una sonrisa tan tierna y dulce.

Él transtorno del pelimorado no se quedaba atrás, se hizo presente varias veces durante sus charlas, Luka agarraba la inyectadora y hacia lo que debía de hacer, pero la pelirrosa notaba que el chico, poco a poco, se estaba reformando, y eso la ponía de buen humor.

-Me gusta cuando me tienes confianza, Luka-sama, nunca nadie me tuvo la confianza que tú me tienes, gracias.
-Tranquilo Gakupo, para eso estoy.
-Sí, gracias.
-Oye Gakupo, háblame de ti, ¿Cómo fuiste de niño?

El rostro del pelimorado se había nublado en un parpadeo.

Psychøløgicäl// GakuLuka// Where stories live. Discover now