p i a n o ✦ 1 / 2

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Las manecillas del reloj marcaban las veintitrés con cincuenta y dos minutos. Fuera del estudio llovía a cantaros, pero la música a alto volumen opacaba el fuerte ruido de las gotas cayendo contra el asfalto. JiMin no ha notado ni la hora ni el clima. Está tan ensimismado en despejar su estrés, que realmente no le importa si su cuerpo está gritando por descanso. Debía buscar soluciones, alternativas, lo que fuese; todo para que su gran presentación quede impecable, perfecta. En su cabeza aún no cabía el hecho de que su pianista, el elemento esencial para sus bailes, renunciara hoy por la mañana; a exactamente quince días de su performance en un festival de alto nivel al cual habían sido invitados como participantes especiales.

«Estúpido MyungSoo», pensaba JiMin.

Tantos años juntos y el tipo decidía renunciar a unos días de la presentación más importante de todas. Oh, si JiMin llega a toparse con él por la calle estaba seguro que lo dejaría sin herederos con una buena patada. Era lo más que su bondadoso corazón podía permitirse, después de todo, el chico fue de gran ayuda.

—¿JiMin? —llamaron, mas el susodicho no oyó a causa de la música que sonaba fuerte.

Dio un par de giros y levantó sus brazos, meneó un poco las caderas y finalizó con su pie izquierdo extendido y el derecho de cuclillas. Sin embargo, cuando estuvo por continuar con su baile improvisado, la música se detuvo. Su mirada recorrió todo el estudio a través del reflejo del espejo frente a él, a un lado, se encontraban Lalisa Manoban y Kang SeulGi, dos de sus mejores bailarinas y amigas.

—¿Qué estás haciendo aquí y a esta hora? —preguntó Manoban, sus brazos cruzados y una de sus cejas arriba, expectante de su respuesta.

—¿Qué más podría hacer en un estudio de baile, Lisa?

—¡Sabes de lo que hablo, JiMin-ssi!

—Que molesta, ugh. Sólo estaba intentando distraerme —suspiró—. MyungSoo renunció hoy en la mañana antes de que todos ustedes llegaran.

—¡¿Qué hizo qué?! —exclamaron ambas.

—Lo que escucharon. El imbécil sólo dijo que no podía seguir más y que encontró un mejor lugar en el cual tocar. No le destrocé el rostro porque SunMi Noona entró al estudio.

—Ese maldito, te juro que cuando lo vea le golpearé hasta dejarle inconsciente y luego lo llevaré a la montaña y lo guindaré de las pelo-.

—¡Ya, está bien, Lisa! Calma, ¿sí? —interrumpió SeulGi, luego se giró hacia JiMin—. Está bien, JiMinie; podemos hacer anuncios y pegarlos por aquí cerca, también publicarlo en nuestras páginas oficiales. No desesperes, para todo hay solución.

SeulGi siempre siendo aquella hermosa voz de la razón. JiMin seguro hubiera perdido la cabeza desde hace mucho de no ser por esa grandiosa chica.

—¡¿Cómo no se me ocurrió antes?! —chilló—. Eres una genia. ¡Te amo, Kang SeulGi! —y se abalanzó a la chica, atrapándola en un fuerte abrazo.

—Te amo también, JiMin-ssi. Pero suéltame que estás todo sudado y me estás asfixiando.

Rieron los tres y JiMin soltó a la chica. El rubio decidió recoger sus cosas, después de todo, ya era más de medianoche. Realmente perdía la noción del tiempo y, sabía de sobremanera, que su cuerpo le resentiría mañana. Pero agradecía enormemente que Lisa y SeulGi aparecieran y le dieran una solución al inconveniente, seguro de no ser así, JiMin amanecería en el estudio. Mientras recogía sus pocas cosas, escuchaba a las chicas hablar y volvió a reír cuando Lisa habló —gritó, mejor dicho— emocionada.

piano men ఌ︎ yoonminOnde histórias criam vida. Descubra agora