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WooBar es un lounge lounge muy elegante, moderno y popular entre los jóvenes. Abría de lunes a lunes sin descanso, era sin duda el bar nocturno mas popular, no solo por el DJ en vivo que se presentaba todas las noches, si no también por la gran variedad de vinos y licores que se eccivian detrás de la barra. Pero la joya del WooBar, la pieza mas exquisita era él Bartender; con su cabello rubio, ojos gatunos, labios finos y rosados y su blanquecina piel se llevaban la mirada de todos los que pisaban el WooBar. Situado detrás de la barra que media mas o menos ocho metros, mezclaba distintos licores con gran maestría, sus cócteles eran alucinantes pero lo mas alucinante era su belleza.

Algunos de tantos muchos otros que lo pretendían se sentaban en la barra para apreciar esas ligeras curvas que escondía esa camiseta negra de manga larga, soltaban suspiros soñadores imaginándose a ese pequeño entre sus brazos, tan frágil y delicado, tan tierno...

—Dejen de mirarme el culo, pedazos de mierda!

Los hombres saltaron sobre sus sillas ante esa profunda voz y rápidamente voltearon hacia la pista de baile, si, él Bartender era la cosita mas tierna que hayan visto, pero su lengua venenosa y humor de perro rabioso con sarna le quitaba el encanto, si bien Min Yoongi era famoso por su belleza y extraordinarias mezclas, también lo era por ser un hijo de puta que siempre estaba a la defensiva. Frases como “tengo SIDA”; “estoy casado”; “te meteré mi puño por él culo hasta sacarlo por tu garganta si no te largas” hacían que cualquier hombre saliera despavorido de la barra, y YoonGi estaba orgulloso de que sus ataques verbales dieran resultado, no en vano se daba la tarea de buscarlos en Google.

Para ser mitad de semana el antro estaba hasta el tope, no cabía ni una mosca, los niños riquillos –en su mayoría– se restregaban unos con otros en la pista de baile importándoles poco o nada si fueran hombres o mujeres, la excitación era palpable y el ambiente pesado y caliente era sofocante. Cualquiera que entrara al lugar rápidamente viajaría al país de las maravillas a solo segundos de entrar al WooBar, los cócteles, cervezas, vinos y licores pesados pasaban de mano en mano y una que otra bolsita de droga también.

—Hola bonito, se bueno y sírveme un Block blue curaçāo— pidió uno de esos tantos bastardos que se creían la ultima coca cola del desierto, y en ese lugar, tipos como esos abundaban, pero suponía que era la primera ves del chico en el WooBar, ya que, se le había acercado sin temor a que le arranquen los cojones.

Yoongi, con clara molestia reflejado en su rostro empezó a prepara dicho cóctel; vertió algunos cubos de hielo en la batidora añadiéndole algunas mezclas y obteniendo un granizado de color azul, volvió a repetir la mezcla pero esta vez obteniendo un granizado de color blanco, tomó una copa de Martini y vertió las dos mesclas en forma horizontal teniendo cuidado de no mezclarlos, y para cuando termino de preparar el coctel sorprendió al bastardo mirándole el trasero, tuvo unas enormes ganas de tirarle el cóctel en ese estúpida camisa Armani, pero se contuvo recordando las palabras de su jefe «te descontaré si vuelves a agredir a un cliente más», aunque sabia perfectamente que la amenaza no iba enserio, tenia que tener cuidado de todas formas. Sonrió falsamente y tomando una servilleta puso él cóctel frente al muchacho.

—Disfrútalo…idiota.— susurró lo ultimo para que no lo escuchara y hací fue, él muchacho no lo había escuchado en absoluto debido a la retumbante música.

—Yoon-Gi~ que te dije sobre insultarlos?

El rubio saltó en su sitio viéndose descubierto por su jefe quien estaba detrás de él, ¿Cómo mierdas no notó que su jodido jefe estaba justo detrás? Ni siquiera la narradora lo sabe, Kwon JiYong aparecía cuando menos lo esperas, no importa donde estés...él sabe donde vives.

Strawberry Yogurt [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora