Capítulo 31⚡️

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Fui al piso de Miriam dispuesta a hablar con ella y ha decirle que entendía lo de Mireya y que sentía haber reaccionado mal, que solamente quería hablar con ella y aclarar las cosas.

Pasé antes por un sitio en el que había unos bollos buenísimos y que sabía que le encantaban y le compré unos cuantos para desayunar, después de camino me pare en una floristería y le compré un ramo de rosas rojas, su color favorito.

Le pedí a Raoul que me dejase las llaves debajo del felpudo ya que quería entrar sigilosamente sin que se diese cuenta para prepararle el desayuno como sorpresa.

Abrí la puerta del apartamento y escuché unos gritos provenientes de la habitación del fondo, no sabía si venían de la habitación de Mimi o de la de Miriam pero esperaba que fuesen de la primera.

Me dirigí hacia a la habitación de Mimi dando pequeños pasos pero al ver que en ella no había nadie me temí lo peor. Mi corazón latía a mil, estaba volviendo a vivir esa sensación que pensé haber olvidado hace mucho tiempo.

De repente los gritos que eran más bien gemidos cesaron y se hizo el silencio.

-¿Hola? ¿Hay alguien? -preguntó Miriam. Me quedé callada esperando a ver que hacía.

-Ves como no había nadie -escuché la voz de Mireya- No te preocupes y grita como tu sabes.

-Pensé que podría haber venido Raoul o algo. -dijo una Miriam bastante más aliviada.

-Menos mal que no porque te quiero para mi solita. -escuché la risa de Mireya.

-Ana es una mierda en la cama comparada contigo.

-Lo sé, todavía piensa que me estás consolando por lo de mi hermano ¿no?

-Si -rió.

-Si ella supiera que no tengo hermanos.

-Ya, me gustaría ver su cara si se enterase.

-Y a mi

Mi cara era realmente un poema, mi boca estaba abierta, las lágrimas brotaban de mis ojos castaños y resbalaban por mi mejilla como si de una cascada se tratase y a través de ellos se podía ver que estaba completamente rota.

En ese momento miles de cosas pasaban por mi cabeza, quería entrar en la habitación y pillarlas pero a la vez no. Ya me había sentido así antes y no sabía si podría volver a superarlo.

Me quedé allí quieta en frente de la puerta llorando en silencio mientras oía como Mireya le decía las millones de cosas que quería hacerle a mi novia.

Después de unos minutos entre en la habitación y me las encontré a las dos desnudas con Mireya encima de Miriam. A pesar de saber lo que estaba pasando dentro de aquella habitación abrir la puerta y encontrármelas así dolió más de lo que me esperaba.

-Me das asco -le lancé el ramo de rosas que le había traído.

-¡Ana! -se tapó con la sabana como si no la hubiese visto nunca.

-Déjame -me fui corriendo con las lágrimas en los ojos.

-Ana por favor espera, te lo puedo explicar. -me siguió hasta la calle vistiendo solo una sábana que cubría todo su cuerpo.

-Fui gilipollas esto no me lo voy a perdonar nunca.

-Ana yo te quiero.

-Si me quisieras no te habrías acostado con ella.

-Ha sido un desliz -me miró- Por favor

-¿Es la primera vez?

-¿Qué?

Miradas ~WARIAM~Where stories live. Discover now