Capítulo 6 Parte II "Rendida"

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¿Qué?

¿Cómo que su esposa?

—Ex esposa.—él la corrige inmediatamente.

Yo no puedo apartar mi mirada de él. Él parece tan incómodo y se esfuerza enormemente para que ella corrija lo que ha dicho.

—Aún estamos casados, cariño.

Se siente como un doble golpe en el estómago. La desilusión se incrementa en mi pecho con un nudo en la garganta que no hace más que crecer.

—Para, Samantha. —dice él, dándole una mirada severa. Me mira a los ojos y por fin puedo reaccionar de la conmoción, quitando mi vista de él inmediatamente.

¿Por qué me mintió?

—Yo...—balbuceo—tengo que irme.—hablo rápido antes de salir disparada de allí.

Algo en mí se había trizado y aunque quisiera negarlo ahora mismo, me era imposible hacerlo.

Había venido hasta aquí para disculparme con él por haber sido tan poco agradecida con él, y realmente quería remediar mi error. Realmente pensé que quizás algo podría funcionar entre nosotros, pero estaba equivocada. 

Tan equivocada Dios mío.

La desilusión y la decepción que acababa de tener, me estaba haciendo sufrir bastante, sobre todo cuando entro al ascensor y no hago nada para detener que las puertas se cierren cuando viene Jang Tae Kyung corriendo hacia mí.

La unión de estas me hace cerrar los ojos y no los abro hasta que se abren las puertas en el primer piso.

Camino hacia el exterior con rapidez con miedo de que él venga. Veo mi auto estacionado y cruzo la calle lo más rápido que puedo para montarme en él.

Oigo sus pasos detrás de mí y sé que es él.

—Yoona, detente.

No le hago caso y sigo caminando tan rápido como puedo mientras saco la llave de mi auto para sacar el seguro y desactivar la alarma. Pongo mi mano sobre el pómulo de la puerta pero su mano se posa pobre ella mía, deteniéndome.

Me giro para enfrentarlo.

—Detente, por favor.

—Sal.—le digo.

Él me toma las manos y me conduce hacia el asiento del copiloto.

—¿Qué estás haciendo?—le pregunto con enojo, pero él me ignora y abre la puerta del copiloto para mí.—Entrégame mis llaves, sabes que no entraré.

Él no dice nada y con cuidado me empuja hacia el asiento, poniendo la banda del cinturón de seguridad sobre mí. No dejo de mirarlo mientras poco a poco mis fosas nasales y mis sentidos se llenan del abrumador perfume característico de él. Actuando casi como un sedante para mí.

¿Qué es esto? ¿Por qué estoy dejándome tratar así? Se supone que debería estar enfadada por mentirme.

Aunque no debiese enfadarme por ocultarme que estuvo casado, porque yo oculto muchas cosas más.

Se sienta en el asiento del conductor y conduce un largo tiempo, sin decir nada.

No entiendo qué está pasando aquí. Que alguien me explique.

—¿A dónde estamos yendo?—le pregunto luego de varios minutos.

—Hay un lugar que quiero mostrarte. —me dice tranquilamente.

Conduce por 30 minutos más, incluso se desvía de la carretera y se introduce por un camino rural.

Detiene el auto justo en el camino.

Escrito en el AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora