Boys Like You.

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Era la una de la mañana cuando golpeó repetidas veces la ventana en ese segundo piso, la tenue luz que se escapaba entre las rendijas de las persianas, le hacían saber que aún estaba despierto, o pudo quedarse dormido frente a su computadora, no era la primera vez que eso pasaba, entonces Kenny tenía que golpear un poco más fuerte.

Él siempre abría la ventana para Kenny.

Justo como lo hacía ahora, Kenny sonrió cuando Cartman corrió las persianas.

—Hola... —Dijo, aunque Cartman no fuera capaz de escucharlo.

Era un gran contraste, Cartman dentro de su habitación como un niño cualquiera, con una cama caliente, con un vaso en la mesita de noche con leche tibia y un poco de miel, un pijama que olía a suavizante y donde la tela no tenía ningún remiendo; él por otro lado, era un niño que no tenía mantas calientes en casa, sin nada en el estómago que no sea agua del grifo y con una camiseta que ha heredado de Kevin.

El castaño quitó el seguro de la ventana segundos después y la abrió.

— ¿Qué mierda haces aquí? — El vapor que salió de la boca del castaño se desvaneció en la nada, Kenny alzó su mano y Cartman la sostuvo, no era nada nuevo para ninguno de los dos, Kenny se impulsó sin pensarlo dos veces y Cartman lo llevó con él, dentro de su cálida habitación. — ¿No puedes tocar el timbre como la gente normal? — Se quejó y Kenny volvió a reírse.

—Estoy seguro que no ibas a abrirme. — Bromeó y Cartman se apresuró a cerrar la ventana, estaba haciendo tanto frío que, estaba seguro se le congelarían las pelotas si se le ocurría salir.

—¿Y Karen?

—Se quedó a dormir con una amiga. — Kenny se alzó de hombros, Cartman no pregunto más, ese era el trato entre ellos: No había preguntas, no había quejas, sólo un lugar cálido y un abrazo confortante.

Y no había recuerdos al día siguiente; era fácil para los dos, porque ninguno quería admitir que era débil, que tenía miedo o que había llorado, especialmente, Cartman. Fuera de estas cuatro paredes, jamás podría verlo con esa expresión de angustia o preocupación...

Tal vez, si fuera por Kyle...

—Tomate la leche y vamos a dormir, Kenny.

—¿Y mi abrazo?

—¡Jodete pobre!

Cartman deslizaba su dedo sobre la pantalla de su teléfono celular, buscando nuevos mensajes en su bandeja de entrada, sin embargo, hoy Bad Irene no obtuvo pregunta alguna, sólo había correos basura y publicidad.

Suspiro y cerró sus ojos, dejando de lado el teléfono celular; decepcionado porque Sr. Anónimo no ha hecho otra pregunta, por ende, no había actualización sobre su jodida situación de mierda...

Cartman se rió levemente, quizás si escribía un libro podría venderlo y hacerse millonario o millonaria, si lo publica bajo el nombre de Bad Irene; a las chicas les gustan ese tipo de historias ¿no? Solo mira a las asiáticas y su negocio redondo con el Creek. Cartman podría hacer nacer una nueva ship: AnónimoxMejorAmigo.

¡Ah! Pero faltaba algo, esa chispa especial que encienda todo.

¿No es muy de cliché si al final Sr Anónimo termina enamorado de su mejor amigo cuando se da cuenta que posiblemente ese otro amigo suyo puede robárselo?

Un golpe seco, seguido de muchos más, alguien está golpeando su ventana.

Kenny está golpeando su ventana, esa manera tan inconfundible de golpear, un código que sólo era de ellos dos.

Cartman se apresura a correr las persianas y quitar el seguro para abrirla, hace mucho que Kenny no golpea su ventana y aunque es un poco solitario, es mejor así...

—¡Kinny! — Cartman extendió su mano y Kenny la sostuvo.

—¡Es por esto que no puedo dejarte solo, maldito hijo de puta! —Después de todo, Cartman era su mejor amigo.

Tenía que protegerlo; al niño que le ofreció refugio, un vaso de leche tibia con miel, una cálida cama y un hombro para llorar bajo las mantas de la cama.

Ñeeee, un lindo capítulo de transición... creo xD